"Una vuelta de tuerca"
El actor italiano Andrea Di Stéfano debuta como director en este drama con aires biográficos sobre el temerario jefe del cartel de Medellín, Pablo Escobar. El ambicioso papel estuvo reservado desde el principio a Benicio del Toro, quien logra imprimirle al personaje una escalofriante doble moral. El punto de vista es novedoso, ya que seguimos la historia de Nick, un “gringo” interpretado por Josh Hutcherson que ha tenido la brillante idea de comprometerse con la sobrina del “Tío Pablo”.
Los dos personajes principales tienen en común los dos lados de sus personalidades. Por un lado, el Pablo Escobar de Benicio del Toro es francamente impresionante. Vemos el lado poco conocido popularmente de este criminal. No es como Scarface, sino que es un lobo con piel de oveja. Era hincha de fútbol, cantaba ópera y era fan de las películas de Disney que miraba con sus hijos. Pocos saben que había sido senador antes de traficante y que hacía gran cantidad de obras de caridad en la comunidad.
El gringo surfista que enamora a su sobrina, bronceado, musculoso y sacado directamente de “The OC”, se gana el cariño del Tío Pablo. Y hasta aquí no damos dos pesos por este pobre personaje, y la verdad sea dicha no le tenía mucha confianza a la capacidad de Hutcherson para despegarse de Peeta de “Los Juegos del Hambre”. Pero conforme avanza la historia acompañamos a Nick descubriendo el lado oscuro de Escobar junto con su propio lado oscuro. La transformación del personaje tanto psíquica como física, sorprende. Está basado en la historia real de uno de los hombres de Escobar, aunque mucho de él sea añadido del director.
Como la mayor parte de las biopic, puede resultar un poco lenta de a momentos. Sin embargo, la tensión es creciente, en especial en el plano psicológico. Es un acierto que el director haya decidido dejar de lado la violencia explícita, exagerada. De este modo podemos seguir los cambios psicológicos en los personajes. Conforme vamos descubriendo la doble moral de Escobar más complejo se vuelve este mundo oscuro, y más nos cuenta sobre detalles que no son demasiado conocidos. El momento culmine de Del Toro es un monólogo frente a un sacerdote donde tiene la arrogancia de amenazar incluso a Dios. Ahí deja ver la escalofriante sinceridad de un tipo con demasiado poder.
El hecho de cambiar el punto de vista fue bastante criticado, un movimiento riesgoso por parte del director. Pero creo que funciona bien. Podemos establecer el todo por la parte, este mundo por uno de sus miembros. Hutcherson está a la altura, es buen actor aunque a muchos les moleste. Pero no es demasiado versátil y tiene momentos “estilo Peeta”. Sin embargo, si hubiéramos seguido al “Tío Pablo” nos hubiéramos perdido la tensión del descubrimiento y terminaríamos con un docudrama de Nat Geo al estilo de “Drogas: Negocio Redondo”.
Una buena ópera prima para Andrea Di Stefano, un ex actor que trasladó la interpretación al guión. Un thriller psicológico que genera tensión en la medida justa aunque el inicio vaya un poco lento y nos demande paciencia. Benicio Del Toro nació para este papel, un trabajo impecable de un jefe de una mafia que en nada se parece a El Padrino y a la vez tiene puntos en común con él. Es una nueva interpretación de una historia que muchos conocemos, pero que ahora volvemos a conocer.
Agustina Tajtelbaum