El comienzo del 2014 presentó un demoledor efecto boca a boca con la presentación en la televisión local de la serie colombiana Escobar, El Patrón del Mal. El evento, un furor entre el público, narró el alzamiento y la caída del narcotraficante Pablo Escobar que fue seguido por los televidentes con una constancia casi religiosa. La distribuidora Alfa Films se anota un punto a su favor al terminar su año con la presentación de Escobar: Paradise Lost, ayudando a mantener el mito del icónico personaje colombiano en el debut como director del actor italiano Andrea Di Stefano.
Con una historia de su propia autoría, Di Stefano presenta al inescrupuloso y calculador narcotraficante desde el punto de vista de un joven surfista canadiense, en la piel de la estrella Josh Hutcherson. Como si de una pura novela latina se tratase, el joven caerá rendido a los pies de la hermosa y sencilla María, que no es ni nada más ni nada menos que la sobrina de Escobar. Una cosa llevará a la otra y pronto, el idealista joven, se verá metido en el turbio mundo de la droga, donde llegar vivo al final del día es mas fácil de decir que hacer.
Gracias a la potente interpretación de Benicio Del Toro es que Escobar... permite hacer la vista gorda a ciertos problemas que conlleva el film. De un momento a otro, Nick pasa a ser un hombre de confianza para Pablo, en una transición tan rauda que poco tiempo queda para digerir dicha relación entre primer y tercer mundo. Hay una mirada muy naif sobre la imagen del pobre chico canadiense -y no americano, como se encarga de repetir mil y una vez el personaje- que la película quiere subrayar como una locura lo que le está sucediendo, y no una situación a la que su propia ignorancia inducida lo condujo. Pasando del excepcional Del Toro como Escobar, y el superado por la situación Nick de Hutcherson, el resto del elenco tiene muy poca dimensionalidad, y tanto María como Dylan, el hermano de Nick -desperdiciado Brady Corbet- no ayudan demasiado a la trama.
El choque entre Nick y Pablo es inverosímil, pero Di Stefano lo disfraza diestramente con grandes escenas de tensión y suspenso, aún cuando ciertas escenas son visibles mucho tiempo antes y el final esté telegrafiado desde el comienzo del film. No es que tampoco se explore mucho en la figura de Escobar y sus luchas internas sobre el Bien y el Mal. Aquí simplemente es un villano hecho y derecho, un ser detestable que pone su propia seguridad por encima de todos y todo. Haciendo la vista gorda para con la romántica idea que funciona como núcleo del film, y el aire a telenovela que transporta durante todo su metraje, Escobar: Paradise Lost sale airosa por su contenido cargado en tensión, y un destacable rol de Del Toro como el protagonista.