Humor corrosivo, algo de almíbar y poco romance
Dado el titulo original, "The rewrite", lo primero que habría que reescribir es la traducción que intenta enganchar al público luciendo como una comedia romántica, lo que en realidad es sólo a medias, empezando por el hecho de que la pareja protagónica, Hugh Grant y Marisa Tomei, no llegan a darse ni un beso en todo el film.
Eso no implica que los personajes no desarrollen una relación sentimental, limitada por el detalle de que el galán es el profesor de guión de la mujer en una universidad del norte del estado de Nueva York. Obstáculo que de todos modos no impide que el docente se levante a una alumna adolescente no bien aterriza en el campus adonde llega casi eyectado a la fuerza desde Los Angeles. Es que la película podría definirse como una mezcla de sátira de cine dentro del cine y canto a la vida del docente: Grant interpreta al guionista ganador del Oscar de un film muy popular y masivo, que con el paso de los años no logró escribir nada de la misma calidad o éxito, al punto de que está quebrado y sin trabajo a la vista en la industria del cine, lo que lo lleva a aceptar la sugerencia de su agente de convertirse en profesor de guión.
Dado que el flamante profesor no tiene la menor idea de las costumbres universitarias ni se plantea enseñar nada seriamente, el director y guionista Marc Lawrence consigue potenciar el lado caradura de Hugh Grant con un logrado sentido del humor irónico y corrosivo. Sólo que, como es fácil de adivinar, los ingenuos estudiantes le devolverán la fe y esperanza y el largo etcétera de lugares comunes previsibles. Ahí el asunto se desinfla, e incluso da la sensación que en los momentos culminantes de emotividad ni el propio Grant se cree algunas de sus escenas.
A pesar de este desequilibrio que hace que la película parezca un poco más larga de lo necesario, hay buenas actuaciones secundarias y gags y diálogos divertidos como para pasar el rato amablemente.