Vi ESCRIBIENDO DE AMOR en un avión. Se llamaba THE REWRITE. No recomiendo ver películas en aviones, pero si uno se encuentra en esa situación lo mejor que se puede hacer es elegir películas como esta amable, liviana y ligeramente inconsecuente comedia dramática protagonizada por Hugh Grant. ¿Por qué? En principio, porque su planteo visual no requiere necesariamente de una pantalla grande: podría ser el piloto de una serie televisiva acerca de cómo un ex guionista famoso ganador del Oscar, pero en una profunda crisis creativa y depresión, se redescubre a sí mismo mientras da clases de escritura creativa en una universidad pequeña. Es una comedia de personajes, de diálogos, de narración clara, precisa y clásica que a veces lucen hasta más interesantes de lo que son en una pantalla chica.
ESCRIBIENDO DE AMOR sigue un ciclo conocido de redención. Grant llega a esta universidad por una necesidad económica (falta de trabajo, bloqueo creativo) y sin intención de realmente enseñar algo allí. De hecho, cree que no tiene nada para enseñarle a sus alumnos. Pero, de a poco, tras unos severos traspiés y a partir de la gente que conoce allí, las cosas comienzan a cambiar. Marisa Tomei encarna a una madura alumna y madre soltera con la que termina involucrándose si bien al principio lo único que le interesa son sus alumnas más jóvenes y fácilmente impresionables, como la que interpreta Bella Heathcote.
rewriteAlison Janney encarna a una dura profesora experta en Jane Austen que quiere desembarazarse de este irresponsable profesor mientras que el reciente ganador del Oscar J.K. Simmons (el profesor de WHIPLASH) interpreta a un colega con una recargada vida familiar con quien comparte algunos momentos claves allí. Estos dos actores le dan al filme un pequeño plus cómico que eleva al filme cuando tiende a volverse demasiado previsible. Es la cuarta vez que Grant trabaja con el director Marc Lawrence y si bien esta película no logra el mismo nivel de humor y ternura de la encantadora LETRA Y MUSICA, la búsqueda dramática y narrativa es relativamente similar. Ambos son filmes sobre segundas oportunidades.
Grant hace este tipo de papeles casi sin esfuerzo y un poco se nota, lo cual le da a la película un carácter curiosamente personal, ya que el actor también está atravesando un momento en su carrera en la que no participa en grandes o muy interesantes proyectos. Es de esperar que, como le pasa al personaje que interpreta en la ficción, la pasión y el talento de los más jóvenes le devuelvan la insspiración. O, al menos, que haya encontrado una mujer como Marisa Tomei (las madres solteras parecen sentarle bien a sus personajes), que lo acompañe en esta etapa de su vida…