A veces pienso que en el mundo de las comedias románticas ya está todo dicho y no se puede innovar en nada. Por suerte de vez en cuando un estreno me demuestra lo contrario, no pasa seguido pero una o dos veces por año llega a la cartelera (o streaming) un ejemplo de este género que vale la pena y sale de la media.
¿Es el caso de Escribiendo de amor? No necesariamente pero por suerte tampoco nos encontramos con la mediocridad que suele abundar en estas propuestas.
Hay clichés y muchos lugares comunes pero también un par de vueltas interesantes. El ángulo del guionista cinematográfico (que tampoco es una novedad) está bien tratado y le da un plus cinéfilo.
Sin dudas lo mejor es Hugh Grant. En un papel que ni de casualidad quedará en el recuerdo como uno de los mejores de su carrera pero cuya presencia alcanza y sobra para legitimar a este guionista que supo ganar un Oscar y que ahora se encuentra enseñando en una universidad.
Algunos diálogos están muy bien y el reparto suma mucho. No por Marisa Tomei, que no está mal, sino por los alumnos. Cada uno con su toque.
J. K. Simmons y Chris Elliott tienen excelentes momentos cómicos que complementan muy bien con el humor de Grant.
El director y guionista Marc Lawrence, quien ya había trabajado con el actor principal en Letra y música (2007) y Y… dónde están los Morgan? (2010), vuelve con una correcta puesta en escena que no ofrece mucha discusión ni reparos.
Escribiendo de amor es una linda comedia romántica para pasar un buen rato en pareja pero que no perdurará en el tiempo una vez que termine su visionado.