La nobleza de la comedia romántica
Escribiendo de amor es una comedia romántica de manual. Todo lo que ocurre en el film pertenece de manera pura y absoluta al género. Claro, con algunas vueltas de tuerca para conseguir que lo clásico no se vea antiguo. La historia es la de un guionista cuyo esplendor ha pasado, así como ha pasado buen pasar económico y su felicidad conyugal. Caído en desgracia pero sin haber aprendido lección alguna, acepta dar clases en una universidad. Los primero pasos no son fáciles, porque su inmadurez y su falta de vocación docente es absoluta. El personaje lo interpreta Hugh Grant, quien ya ha trabajado con el director Marc Lawrence en los cuatro films que este último dirigió. Grant combina simpatía, inmadurez y encanto por parte iguales. Y la protagonista femenina es Marisa Tomei, que interpreta a una madre soltera que se esfuerza por obtener su título universitario. Son una pareja irresistible y toda la película es el camino para saber si terminarán juntos o no. La película es divertida, tiene mucho humor y también emoción. La pareja protagónica es brillante y está respaldada por un sólido elenco de personajes secundarios entre los que destacan Allison Janney y el ganador del último Oscar a mejor actor secundario J. K. Simmons. Hacer todo bien sin caer en la cursilería y sin desviarse del género no es tan sencillo. Ya lo había logrado Marc Lawrence en Amor a segunda vista y más aún en Letra y música, y acá vuelve a lucirse como director y guionista. Tal vez por saber que el género ha ido en otras direcciones, la pareja protagónica no es cuasi adolescente ni intenta ser juvenil sin serlo. Grant y Tomei tiene una edad que llevan bien y formar parte de una película que respeta la inteligencia del espectador que busca una forma noble del buen cine de género.