Escuela normal

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

Se estrena hoy Escuela Normal una película de Celina Murga: una mirada sobre un grupo de adolescentes.

Con sus dos primeros largometrajes, Ana y los otros (2003) y Una semana solos (2008), Murga obtuvo una buena cantidad de premios y participó en numerosos festivales. Ahora se encuentra en pleno rodaje de un largo de ficción, La tercera orilla, coproducido nada menos que por Martin Scorsese.

Ganadora de un concurso del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (lncaa) con motivo de los festejos del Bicentenario, Murga afirmó que -siguiendo la línea de Philibert- eligió “plantar la cámara y esperar con paciencia a que la realidad se manifestara, pero con la idea de buscar cierta sensación de ficción en la puesta en escena”.

Esta vez elige el documental, donde trabaja más de un año con mucha cámara en mano, con la idea de indagar sobre la vida cotidiana, sobre que piensan, que sienten, y como actúan los adolescentes. Previo casting dentro de la escuela para encontrar un grupo de chicos que pudiese dar cuenta con claridad de ese cambio de mirada que se produce a cierta edad sobre el mundo educativo. Es decir donde se pasa de estudiante a ciudadano. La convocatoria fue muy grande, y encontraron buenos personajes que le sirvieron para llevar adelante la historia.

Interesada siempre en la problemática de los niños y adolescentes regresa está vez al escenario de su propia vida, pero no de un modo nostálgico detenido en sus experiencias y percepciones,

Ese espacio es La Escuela Normal 5 de Paraná, la cual data de 1871, la primera fundada por Sarmiento, con la idea de formar maestros para el país: “En un país que recibía tanta inmigración, cuyo discurso era que había que normalizar la educación para formar a un ciudadano argentino. Su idea era “estandarizar la enseñanza y la educación para darles a todos las mismas herramientas para poder vivir en sociedad”.

A medida que avanza el film somos testigos de que los alumnos poseen un Centro de Estudiantes que se encarga de representar a sus compañeros y pelear por sus derechos, como tener una cantina con precios más bajos o crear una biblioteca, lo cual implica pasión y compromiso por sus semejantes, y también vemos como cuestionan la existencia de Dios dentro del Preámbulo de la Constitución, lo cual da cuenta de que reflexionan y defienden sus propios pensamientos.

Pero también muestra la problemática de padres que exigen más oportunidades para sus hijos de aprobar, lo cual muchas veces implica nivelar para abajo, del mismo modo que vemos a los profesores, y a la escuela más preocupada por los detalles más superfluos del control del orden y menos empapada de la realidad y sus necesidades.

Sin lugar a dudas el escenario elegido de 1600 alumnos no deja de ser un recorte dentro de la realidad de la Argentina, aunque relevante y respetuoso de una minoría.