Parecería que Alejandro Vagnenkos posee una capacidad adivinatoria, su película llega en un momento único en el que aún se discute el destino de la educación en un país que cada vez más produce y reproduce viejos modelos.
El civilización o barbarie en un modelo de enseñanza que rechaza al otro por diferente, y que impide ver la verdadera riqueza de en la amalgama encontrar la identidad y desde allí acompañar el proceso educativo con otra impronta.