La original y su remake
Remake del film dirigido por Meir Zarchi en 1978, Escupiré sobre tu tumba (I spit on your grave, 2010) da un paso más en el cine de violencia física. Para quien disfrute de películas impresionables como Hostel (2005) o El juego del miedo (Saw, 2003), esta nueva versión dirigida por Steven R. Monroe va aún más lejos agregándole a las escenas de tortura física con desmembramientos, las sádicas violaciones en primer plano.
Jennifer Hills (Sarah Butler) alquila una cabaña en el medio del bosque con la intención de pasar un par de meses de vacaciones y poder escribir su novela. Pero no cuenta con que cinco hombres la visitarán con el único fin de humillarla física y psicológicamente al violarla reiteradas veces. Una vez creída muerta, ella volverá para vengarse uno a uno de sus brutales asaltantes.
No hay construcción sutil de lo terrorífico, sino que está dado por lo explícito de las imágenes. El terror no se basa en lo que se sugiere sino en lo que se muestra. Estamos frente al más puro cine splatter, un subgénero de explotation de los años setenta (basado en exponer el morbo de la forma más cruda posible) al que adscribe el filme original y trata de ser fiel la remake. Y vaya si lo logra.
Escupiré sobre tu tumba versión 2010 tiene un par de cambios para estar a tono con la estética “impresionable” actual. Son dos las diferencias destacadas: una es el énfasis en la violencia psicológica además de la física. Antes de violarla la psicopatean. En la escena de violación múltiple vemos en un primer plano a Sarah Butler muy similar al de Mónica Bellucci en la violación de Irreversible (2002) de Gaspar Noé. El segundo es la venganza. Jennifer no seduce para atraer a los violadores, simplemente los atrapa como conejitos de indias y somete a ingeniosas torturas físicas al mejor estilo Hostel.
La primera película era de 1978 e iba a llamarse originalmente “el día de la mujer” –su productor prefirió finalmente un título más vendedor- porque de alguna manera la mujer se imponía frente a los agresores utilizando como armas la seducción y la inteligencia contra la fuerza física y el salvajismo del hombre. En la actual, la igualdad femenina está en que la heroína –si puede llamársela así- accede exactamente a las mismas armas que el hombre para vengarse. Sólo que la posibilidad de reírse último la posiciona mejor.
Eso sí, aclaramos que si gusta de este tipo de temáticas hay un filme nacional –y no es por defender el cine argentino- que es mucho pero mucho mejor llamado No moriré sola (2009)de los hermanos Bogliano. A esa película sí la recomendamos ampliamente.