Sadismo siglo XXI en su máxima expresión
Existe una primera versión de 1978, una berretada clase C de importante repercusión en los autocines de esa época, que jamás fue estrenada en la Argentina. Desprolija, irreverente y con un guión que parece escrito durante una larga noche de borrachera, aquel film de culto tiene sus fanáticos incondicionales. A más de 30 años a un grupo de inadaptados cinematográficos se les ocurre hacer la remake, con un argumento casi similar, unos actores horribles y una catarata de escenas sádicas que complacerá las apetencias de quienes buscan estas supuestas emociones en el cine. La pequeña historia muestra a una joven que decide escribir una novela lejos de la ciudad, instalándose en una cabaña en medio del bosque, con su notebook, celular, varias botellas de vino y algunos porros. Pues bien, la protagonista será acosada, ultrajada, golpeada y humillada por cinco tipos (entre ellos, el alguacil del lugar) y luego se vengará del grupo duplicando la dosis de sadismo de los enfermitos violadores. A diferencia de la original, la nueva versión agrega cámaras de video para filmar las aberraciones que padece y luego disfrutará la chica frente al quinteto de desquiciados. Modernidades estas que ya cansan como recurso cinematográfico desde REC y su continuación. Pero lo más deplorable del asunto no es únicamente la exhibición gratuita de escenas de torturas y padecimientos físicos, sino la (doble) resaca moralista a la que apunta el argumento, como si las intenciones de Escribiré sobre tu tumba se dirigieran a condenar a la protagonista por alejarse de la ciudad, alquilar una cabaña en medio del bosque, pretender escribir una novela y fumarse un porro a solas un rato antes de la peor noche de su vida. Y, desde allí, justificar su cruel venganza. <