La cantante Miss Bolivia debuta, con un rol protagónico, en cine interpretando a Julia una cantante argentina instalada en Brasil que debe retornar a su pueblo natal, en la provincia de Misiones, para firmarle a su ex marido la potestad de su hija para que pueda seguir haciéndose cargo de ella en Paraguay.
Julia abandono a Clara con su padre desde hace diez años. Su presente esta rodeado de deudas y el viaje que realiza para reencontrarse con ella, ya adolescente, puede ser una oportunidad clave para ambas, para Clara la de recuperar el vinculo con su madre y para Julia la de recuperar el dinero de una antigua estafa que la dejó con muy mala reputación en el pueblo.
La trama de la coproducción argentina-brasilera ensambla un discurso sobre una crianza dañada, poco tradicional, junto con un retrato sobre la realidad de un pueblo misionero ya que muestra sus costumbres y sus modos de relacionarse. Sin embargo, un detalle que no se puede pasar por alto, es el error de no incorporar la tonada misionera en la actuación de los personajes principales.
No es una película apta para ansiosos ya que el desarrollo de la historia se torna en un ritmo lento y requiere de mucha paciencia ya que, Mara Pescio, logró romper con la estructura de guion tradicional lo que le permitió dirigir las escenas de “Ese fín de semana” de una manera más libre y poética donde el dialogo no es una prioridad pero los gestos sí, una característica que conduce al film hacia lo documental. Algo poco habitual, pero ameno.