Una valiente y gran historia que contar
La película –con la participación de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) y el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) y realizada por el Grupo de Boedo Films y TvPTS– muestra cómo la voluntad de lucha se transformó en una resistencia que permitió sobrevivir a muchos, y seguir la lucha hoy, contra la impunidad de los militares y civiles genocidas.
La reconstrucción histórica
ESMA / Memorias de la resistencia tiene un muy buen trabajo con el material de época: desde las misas que daba la iglesia bendiciendo cadetes, las marchas y manifestaciones, hasta el discurrir de la vida cotidiana en la década de 1970. También, hay un efecto de contigüidad entre pasado y presente, desde las mismas imágenes del edificio que funcionó como campo de concentración y exterminio: éstas son pasadas del blanco y negro al color, y viceversa, aludiendo a la cercanía del pasado criminal militar (tan cercano es que en Córdoba, hace pocos días, declaró Videla asumiendo su responsabilidad “por todo lo actuado”).
Los testimonios
Los relatos de los compañeros de la AEDD son verdaderamente emocionantes. Recorriendo el predio por donde pasaron unas 5.000 personas recuerdan el brutal sistema de despersonalización que operó sobre ellos: las capuchas, cadenas y grilletes sobre muñecas y tobillos. Así, en la ESMA se suprimía la subjetividad del individuo para reducirlo, manejarlo y utilizarlo, por ejemplo en el trabajo esclavo. Como dice Andrea Bello, se pretendía que fueran “cosas”.
Pero lo importante de este documental es el relato de cómo, desde la voluntad más elemental (huir de allí), emergen lo que podemos agrupar en dos binomios: resistencia-memoria y un adentro-afuera que permitieron –a algunos- poder sobrevivir a la masacre genocida.
La memoria que desarrollaron los/as detenidos/as permitió identificar a sus captores y torturadores y, al mismo tiempo, realizar acciones de rescate al identificar a detenidos y conservar esos datos para los familiares. Pedir más gente para el “trabajo” o destruir fotos de los archivos de los “futuros blancos” fueron importantes acciones de resistencia.
¿Qué pasaba afuera? Los que resistían adentro pudieron hacerlo más cuando se enteraron que, en 1979, se llamaba a un paro: el primero contra la dictadura. “Lo volvíamos loco al guardia”, dice Cachito Fukman, cuando le pedían que pusiera en la radio las noticias. “Saber que allá afuera había compañeros luchando”, dicen, permitía seguir resistiendo dentro de la ESMA.
La lucha continúa
Hoy la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos y el CeProDH –integrantes del colectivo Justicia Ya!- siguen la lucha. “Nos llevaron por militantes, y hoy seguimos siendo militantes”, dice Bello. Y es así. “Creían que dejándonos a algunos vivos contaríamos todo y se esparciría el miedo”, dicen. Pero no: salieron a denunciar con fuerza, a movilizarse y a exigir la cárcel para todos los asesinos.
Junto a Myriam Bregman, abogada del CeProDH, cuentan cómo cuando al Gobierno le interesó se “movió rápido” la causa contra Ernestina de Noble –apropiadora de dos hijos de desaparecidos-, por ejemplo. Destacan cómo el poder del Estado y el gobierno “cuando quiere y le conviene” abre archivos. La AEDD tiene identificados 300 represores de la ESMA y sin embargo, la “megacausa” sólo tiene implicados 59. Los compañeros explican que no se quedarán conformes con un par de “represores emblemáticos”.
ESMA / Memorias de la resistencia es un gran documental que no sólo es testimonio del pasado, sino también una historia de lucha presente.