Con una gran producción y renovados ingredientes expresivos, la conocida historia de Blancanieves llevada al cine por Disney hace más de setenta años, encuentra ahora una versión moderna y estimulante. Dirigida por el notable Tarsem Singh, realizador de esa verdadera odisea visual y creativa llamada The fall, y de la reciente y no tan notable Inmortales, aborda el clásico cuento de hadas de los hermanos Wilhelm y Jacob Grimm desde una persectiva muy
diferente, lo que no quiere decir que haya plasmado un film totalmente logrado. Espejito espejito hace que cobren vida emblemáticos personajes como la bella y caucásica protagonista, la envidiosa y malvada reina y, claro está, los famosos enanitos, interpretados en su totalidad por auténticos actores afectados de enanismo.
Más allá que por su estética, sus toques de parodia y algunos sorprendentes cambios en la trama, parezca estar destinada a los adultos, en la función de prensa se sentía a los niños expresar su plena diversión. Componiendo a una no tan diabólica majestad, vale la pena disfrutar de las entonaciones, gestos y sentido del humor de Julia Roberts, mientras que el estupendo Nathan Lane se destaca como el lacayo Brighton. Los otros aciertos hay que
buscarlos en el sofisticado vestuario y los imaginativos escenarios, que vuelven un deleite algunas escenas.