Peliculita, peliculita
El director de La celda y la reciente Inmortales incursiona en el mundo de fábulas de los hermanos Grimm con esta nueva versión del clásico Blancanieves (con los siete enanitos, claro). El resultado, sin ser bochornoso (el film se puede ver con cierto agrado), es algo decepcionante, ya que podía -debía- esperarse bastante más que un simple producto de consumo masivo.
Sí, hay un buen despliegue de producción en cuanto a decorados, vestuario y efectos visuales; sí, está Julia Roberts en el papel de la malvada de turno (la madrastra de la protagonista que hará de todo para no delegar en la princesa el poder del decadente reino); sí, vuelven los enanos convertidos aquí en ladronzuelos "divertidos"... Sin embargo, Espejito, espejito nunca supera una medianía en los diversos terrenos: el visual, el narrativo, el actoral.
Todo luce demasiado estructurado, contenido, previsible. La película extraña un poco de audacia, de incorrección, de delirio y exceso a lo Tarsem Singh (¿para qué lo contrataron?). Ni la otrora sonriente Julia devenida con la madurez en otro tipo de actriz, ni la ascendente Lilly Collins como la princesa que quería ser reina, ni los secundarios (como el caricaturesco asistente que interpreta el siempre desbocado Nathan Lane) parecen demasiado cómodos ni felices con sus papeles. Todos cumplen. Profesionalismo y nada más.
Lo dicho: Espejito, espejito es correcta por donde se la analice, pero también bastante efímera y anodina, de vuelo muy rasante. Peliculita, peliculita.