Un cuento congelado
Basada en el popular cuento de hadas Blancanieves, de los hermanos Grimm, la nueva película del realizador hindú Tarsem Singh (La Celda y la reciente Inmortales) juega con los personajes clásicos aunque le falta la inspiración visual que evidencian sus anteriores trabajos.
Con el foco puesto en la dirección de arte, en los escenarios recreados digitalmente (el castillo y el lugar donde se encuentra el espejito del título) y en el vestuario multicolor, esta versión cambia algunos aspectos de la historia original: la heroína no prueba la manzana envenenada y los enanitos en cuestión no son tan bondadosos.
La Princesa (Lily Collins), cuyo padre ha desaparecido misteriosamente en el bosque, enfrentará a la malvada Bruja del Reino (Julia Roberts) que intenta eliminarla. Con la ayuda de los siete enanos, Blancanieves deberá devolver la paz al pueblo, entre hechizos, zancos y fiestas aristocráticas.
La película entretiene al público menudo, pero con el material que el director tenía entre manos se podría haber filmado una versión más inspirada y con personajes que quedaran en el recuerdo. A Lilly Collins le falta carisma para su personaje, mientras que Julia Roberts está lejos de ser la villnana del cuento. En tanto, sí tiene lucimiento Nathan Lane en el papel del subordinado de la Reina.
Las escenas desarrolladas en el bosque con la presencia de una extraña criatura a la que todos le temen o los momentos de humor (que sí los tiene), son algunas de las pocas sorpresas que entrega este relato mágico que se va enfriando como la nieve que cubre el Reinado.