Espejito, espejito

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Una madrastra bonita, pero malvada

La más conocida de las historias de Blancanieves es la de los hermanos Grimm, que se habrían inspirado en la historia real de una familia adinerada de Lohn en la Franconia alemana, donde la llamada Blancanieves tenía por nombre real Maria Sophia y sufrió un intento de asesinato por su madrastra, que quería favorecer a hijos de un matrimonio anterior. Los Grimm agregaron elementos de ficción que no eran tan ficticios, porque hasta el famoso espejo de la madrastra, en la que ella se admiraba subsiste en una casona que oficia de museo.

Pero hoy las trasposiciones son muchas y variadas. Y ésta, creada por el realizador indio Tarsem Singh, tiene mucho del espíritu de la original y a la vez incluye un tono decididamente contemporáneo.

LA REINA COQUETA

En este caso, la reina, casada con el padre de Blancanieves, narra la historia en el comienzo. Ella es muy coqueta, tiene la costumbre de tomar el espejo y hablar sobre su belleza y abusa de ungüentos especiales para mantenerse bella y no envejecer. Como su esposo, al que no quería demasiado aunque sí su dinero, desapareció se concentra en su hijastra que está mostrando una singular belleza e inteligencia y puede ser un peligro en su ambiciosa carrera como heredera. Por eso la envía matar.

Blancanieves ama la libertad y se escapa, compadece al pueblo explotado por la madrastra que vive para aumentar los impuestos y refugiada con un grupo de enanos que tratan de sobrevivir, se convierte en su líder y en la posible candidata a un apuesto príncipe que aparece en el reino.

UN LUJO VISUAL

El filme de este director indio afincado en Estados Unidos, graduado en negocios en Harvard, pero también en diseño tiene, precisamente un exquisito diseño de producción. Desde la bella fotografía hasta las locaciones (fue filmada en Canadá) pasando por el increíble vestuario de la prestigiosa diseñadora japonesa, Eiko Ishioka, recientemente desaparecida, todo contribuye a un regalo visual inolvidable. La Corte de la Madrastra, los trajes de Julia Roberts (eterna "Mujer bonita") y de la deliciosa Lily Collins con toques del Mikado, el interior palaciego y las fiestas en exteriores son un verdadero paraíso estético.

Dinámica en la acción, con un guión atractivo que favorece lo ambiental, los buenos sentimientos, el valor de la libertad y la cooperación con el otro, "Espejito, espejito" merece verse. Julia Robert, estupenda en su papel, con una cuota de humor bien aprovechada por la producción, una revelación la adolescente Lily Collins, hija en la vida real de Phil Collins (Génesis). El príncipe un poco bobo pero atractivo y el bueno de Nathan Lane haciendo de ayudante de la reina en las buenas y las malas.