Una de las dos versiones de Blancanieves que veremos, con actores, este año. Aquí la cosa es mucho más una comedia con fantasía que un drama, y tiene como mejor elemento la personificación de una Julia Roberts cada vez más grande, incluso en papeles menores como el de la malvada reina que interpreta aquí. Problema: al director (el de Inmortales) le interesa más lo linda que puede quedar una imagen que bucear en que los personajes parezcan gente de carne y hueso, incluso si se trata de un cuento de hadas.