Resignificación de los cuentos de hadas
Sin ninguna razón válida llega a Mar del Plata Espejito, espejito sólo en versión doblada al español. Definitivamente no es una película para niños. Más bien su público podría ser adolescente o por qué no, adultos. Es por tal razón que no se entiende bien por qué no podemos contar con los tan deseados subtítulos que nos ahorrarían unos cuantos disgustos.
Ahora sí, en cuanto la argumentación el film es bastante alucinante. Ya tenemos el ejemplo de Shrek como pionero de la parodia de películas infantiles. Pero en este caso se centra en un cuento más específico y sobre un tema: la visión que el mundo de hoy en día tiene de la mujer. Los grandes símbolos del clásico se trastocan para decir una cosa totalmente contraria. Los personajes se adaptan a una fisonomía contemporánea sin dejar de situar la narración en un tiempo lejano de castillos, reyes y vestidos armados.
Para empezar, el eje de la película no se basa en la envidia por la belleza como en sus versiones anteriores. Es el dinero y solamente el dinero lo que moviliza a la madrastra de Blancanieves a tomar la decisión de matarla. Por supuesto, el dinero aparejado con el poder y el prestigio que este da. Ya partiendo desde ahí las bases son otras.
La figura de la mujer es muy importante en Espejito, espejito. La heroína deja atrás todas sus antecesoras débiles y dependientes absolutas de los hombres para empezar a transitar un camino más acorde a los tiempos modernos. Esta Blancanieves peleará a la par de los hombres y no se afligirá por rasgarse el vestido. Los hombres también mostrarán otra faceta. Se les permitirá verse débiles y ayudados por una mujer.
Tal como en el cuento original, Blancanieves y el príncipe se enamoran a primera vista. Pero invirtiendo todos los códigos de los cuentos de hadas, él se encontrará frágil y ella con una gran fortaleza (recordemos que en el cuento de los hermanos Grimm, el hijo del rey se encuentra con el ataúd de cristal donde estaba Blancanieves y se enamora básicamente de una persona que cree muerta). Se expresa el cambio de visión desde este punto, que se podría considerar indirecto, hasta lo más directo, que sería cuando la heroína le explica al príncipe que ya es hora de cambiar la posición de las mujeres en las historias como esa. Es interesante porque justamente el posicionamiento que toma la muchacha con respecto a los enanitos no es de una sirvienta sino de una colega de batalla.
Hay también un resignificado en los enanos, que ya no cantan felices y trabajan duramente, sino que emiten un gran juicio de valor sobre los prejuicios humanos. Tampoco tienen un trabajo decente sino que se dedican a robar. No son agradecidos con la vida. No es que disfrutan de la naturaleza y por eso viven en el bosque sino que fueron expulsados. No son inocentes como niños por ser bajitos, son adultos enanos y se comportan como tal, con las debilidades amorosas que presenta cualquier hombre. Por eso pueden babosearse con Blancanieves y no verla con carita tierna de un niño.
Asimismo, la vestimenta y la estética resultan sumamente atractivas. Aunque no sea eso lo principal, como tampoco son los actores, igualmente hacen del film un producto más acorde a la época que se relata. Es la parodia la base de la película pero para identificar de qué se habla, ciertas cosas son necesarias que se respeten. Es genial el hecho que se presenten los mismos elementos pero con una simbología adversa. Es, sin duda, una crítica que va más allá de una burla. Es más, resulta un film bastante feminista, ya que saca a la mujer de la cápsula patriarcal con la que contaban todos lo cuentos de hadas.