Una lavada de cara
Esta versión de Blancanieves. Ofrece algunos cambios con respecto al clásico cuento de hadas.
Estamos en una época de revisionismo. Y si a Caperucita Roja ya le había llegado la hora de su lavada de cara, en filme con actores y también animado, este año tendremos dos películas con Blancanieves como protagonista. El primero en llegar es Espejito, espejito y, para ser honestos, debemos decir que el rol protagónico se lo van pasando entre la joven doncella y la reina malvada.
No es éste el único gran cambio en la historia. La reina y bruja, madrastra de Blancanieves, es también quien inicia el relato. La película está contada desde su punto de vista, y es una nueva vuelta de tuerca en la que el feminismo gana buena parte de la batalla.
Igualmente orientada para el público infantil, los pequeños que hayan leído el cuento de hadas o visto la película de Disney se encontrarán con que los hechos, básicamente, son los mismos, sólo que están narrados de distinta manera.
A saber: los siete enanitos prefieren robar en los caminos del bosque antes que ser mineros (“es más redituable y menos cansador”, argumentan con cierto grado de razón). Y hasta se “transforman” en gigantes. Blancanieves es mujer de pelea, de armas tomar, literalmente. El príncipe que se enamora de Blancanieves (Armie Hammer, que está rodando El llanero solitario , con Johnny Depp) está a punto de casarse con la reina. El pueblo está duramente castigado por la crisis y los impuestos que cobra la reina. El leal súbdito que lleva a la joven al bosque para asesinarla (interpretado por Nathan Lane) es el personaje con más líneas humorísticas en todo el guión. Y así.
El director de origen indio Tarsem Singh, el mismo de La celda (2000), con Jennifer López, e Inmortales , del año pasado, trata de que el trámite sea divertido los 106 minutos que dura el asunto. Y lo consigue.
Espejito, espejito no es que reinventa la historia popularizada por los hermanos Grimm, ni tampoco es una sátira a la película producida por el viejo Walt Disney. Tiene sus propios códigos, a partir del impacto visual que ofrece a los chicos –pareciera rodada completamente en interiores, bosque de abedules incluido-, con el interior del castillo que parece de torta de cumpleaños, y el de la casita de los enanos que es directamente una cueva. Obviamente la dirección de arte, la fotografía y el vestuario tienen un rol primordial. Y eso que no hablamos aún de las protagonistas.
Lilly Collins – la hija de Phil Collins- no sólo es bella, sino que da perfecto en el rol de la nueva Blancanieves. Conjuga candidez, bondad y energía. Y quien se lleva la película por delante, previsiblemente, es Julia Roberts. Logra que su personaje malvado no sea odiado ni cuando manda a matar a su hijastra. En la copia doblada tal vez se pierdan un tanto los giros idiomáticos y el tono socarrón de su personaje, pero es la gran ganadora de la película.