Lo último de Fox.
El hecho de ser el último filme previo a la compra del estudio por parte de Disney generó más expectativas sobre qué cambiaría de la propuesta original y qué no. Contrario al mal trago que viví con Dark Phoenix, con Espías a escondidas me pasó lo contrario: sentí que el filme tenía su propia personalidad y no era un intento de imitación hacia los filmes de Disney.
Sin menospreciar el doblaje, recomiendo verla también subtitulada donde el impacto es mayor hacia los personajes. Me costó no imaginarme un live action protagonizado por Will Smith y Tom Holland cada vez que veía la película.
Disfruté mucho los homenajes hacia el género de espías (sobre todo los guiños a James Bond). El villano principal parecía directamente salido de la franquicia mientras que el personaje de Holland era directamente primo hermano de Q.
Pero el que se lleva todos los premios es Will Smith, su interpretación (darle la voz en este caso) fue brillante, cada diálogo y expresión sincronizada al agente, remitía a sus trabajos previos. Tenia esa esencia de Hombres de Negro: soberbio y muy seguro de sí mismo.
En definitiva, Will Smith volvió luego de algunos tropiezos en su carrera. El conflicto se abordó con simpleza y la resolución fue satisfactoria. En cuanto a las dosis de comedia, que son necesarias en este género, desde la transformación en una paloma, el filme toma otro rumbo sin perder la acción sacándonos unas sonrisas cada tanto.
Si hiciera un rating en cuanto a los filmes de Blue Sky, la situaría en tercer lugar, después de La era de hielo y Río (que de hecho el agente convertido en paloma comparte un detalle con su protagonista).
Espías a escondidas es una propuesta entretenida para disfrutar en estas vacaciones.