Ser friki está de moda.
Después de que la factoría Blue Sky nos trajese a nuestras pantallas títulos como Robots; Olé, el viaje de Ferdinand o su obra más emblemática, La era de hielo, nos llega una película totalmente diferencial y distintiva al resto de las obras pertenecientes a esta productora que trabaja siempre a manos de 20th. Century Fox; y es que, en Espías a escondidas podemos ver una estética que se asemeja más a cintas como la protagonizada por Mr. Increíble, Elastigirl, Ozono y compañía que a la propia saga de Manny, Sid y Diego. Esta nueva entrega ha querido parecerse más a Pixar y así abandonar la otrora animación que le caracterizaba. Ahora bien… ¿es una acertada decisión? Personalmente, no lo creo, ya que con esta elección se va a conseguir que el público caiga en burdas comparaciones.
Hay muchos aspectos que caracterizan a este largometraje. Podemos decir que es amena, entretenida, disfrutable, que cuenta con unos personajes muy peculiares y característicos que hacen encarecer la obra, y que tiene un fondo y un mensaje adecuado para la época en la que vivimos. Antaño, ser friki estaba mal visto para la sociedad, pues suponía ser el bicho raro y desdeñable del que todos querían renegar. Ahora, en los tiempos que corren, podemos decir que ser friki está de moda y si no lo eres, bueno, tú te lo pierdes. Y es que en esta película, el espía de altos vuelos Lance Sterling no podría hacer nada sin el peculiar y extraño científico Walter Beckett, cuya voz fue aportada por el joven actor Tom Holland; sí, lectores, todos necesitamos un friki a nuestro lado que nos guíe el camino a seguir.
En cuanto a la historia y narrativa de esta película, hay que decir que no vemos nada de otro mundo, peca de poca originalidad y carece de ese “plus” que se le suele pedir a las cintas de animación para que no sólo sirva como mero entretenimiento; y es que Espías con disfraz es eso: puro entretenimiento pochoclero que únicamente va servir para pasar un buen rato en el cine con la familia en vacaciones de verano. No es una película que vaya a quedar para el recuerdo como sí que lo hizo La era de hielo, siendo de lejos la mejor de la filmografía de Blue Sky.
Con un arranque potente, presenciamos al apartado niño friki con su madre cuando era pequeño, vemos al villano prototipo de las películas de esta índole, contemplamos al héroe chulesco y simpaticón en acción… hasta ahí nada fuera de lo común.
La cosa cambia cuando el espía interpretado por Will Smith tiene que huir del gobierno y confiar en el niño friki que justo instantes antes había despedido para poder destapar al villano que le ha suplantado su identidad. Y es que, al bueno de Lance no le queda otra que depender del pequeño inventor de extravagantes chismes debido a que se convierte en una paloma (o rata de cloaca, como él diría) sin poder volar ni enfrentarse a los peligros como él solía hacer. A partir de ahí, la historia se pierde en la monotonía o, porque no decirlo, en la carencia de momentos agudos y salerosos echados en falta en algunos instantes del largometraje. Aun así estamos ante una película que consigue cumplir su principal misión, que no es otra que distraer y evadir al espectador en la hora y cuarenta minutos que dura este metraje.
En conclusión, para el que escribe estas líneas, Espías a escondidas es una película que ha querido asemejarse más a cintas como Los Increíbles y rehuir de la producción vista en anteriores trabajos de la factoría, siendo esta una elección no muy oportuna por su parte. Estas vacaciones toda la familia disfrutará del espía de altos vuelos y su compañero de viaje con esta obra escapista y disfrutable. Auguro gran taquilla, y es que estrenar una película de animación en esta época del año es una apuesta segura.