Desde que James Bond vio la luz como personaje cinematográfico, ha habido tantas iteraciones del personaje como parodias del arquetipo que estableció: un atlético personaje vestido de smoking que, entre combates mano a mano y gadgets ingeniosos, debe recuperar un aparato de manos de un villano que pone en peligro a la humanidad. Espías a Escondidas toma eso como punto de partida, pero adentrándose en el terreno de la comedia y explorando terrenos emocionales vistos con frecuencia en el mundo de la animación.
Loma, Pa-Loma
Aunque el contexto del espionaje es lo que allana el terreno para las sendas y efectivas escenas de acción, la película tiene su mayor atractivo en la comedia. Esta oscila, por un lado, entre la dinámica de pareja dispareja del científico y el espía, y por el otro, en cómo este espía trata de adaptarse a su nuevo rol como una paloma.
Dicho recurso no se limita solo a la frustración del personaje de no poder hacer típicas actividades humanas, sino al tratar de sacarse de encima a un grupo de palomas que lo han elegido como el líder de su parvada.
Aparte de eso, y como es habitual en la mayoría de propuestas animadas que tienen en los niños a su principal destinatario, la película tiene en su corazón dos mensajes fundamentales: trabajar en equipo, y no juzgar tan rápidamente «de rara» a la gente, porque puede ser esa rareza la que aporte el detalle que permita pensar fuera de la caja y salvar la situación.
A nivel visual, Espías a Escondidaspresenta detalles de cierta riqueza, cuyo diseño hace recordar un poco a Los Increíbles, principalmente en la manera que se muestra al cuartel general de la agencia de espionaje y al particular (y lujoso) hotel mexicano que combina arte azteca con arquitectura moderna. Sin embargo, y si de decorados nos ponemos a hablar, la película hace una lujosa reproducción de la Piazza San Marco en Venecia. También cabe destacar que una gran razón por la cual estos decorados destacan, es porque son ayudados por una iluminación que no se limita a aportar realismo sino que suma también expresividad, un detalle que en la animación casi siempre es territorio del diseño de personajes.
Si eligen ver la versión en su idioma original, se encontraran con Will Smith: resulta imposible evitar notar que su personaje fue escrito para él. Los gestos y modismos habituales en el actor cuando filma en live action, dicen presente en esta versión suya en formato animado.
La dupla cómica la conforma con Tom Holland, quien en su trabajo de voz uno no puede evitar sentir por momentos al Peter Parker del Universo Marvel. El villano lo aporta Ben Mendelsohn, una apuesta tan segura como efectiva a la hora de encarnarlo.
La sorpresa la encontramos en la actriz y cantante de música country, Reba McEntire, dando vida con seriedad a la directora de la agencia: su diseño hace recordar inevitablemente a Helen Mirren.