Este segundo intento de reiniciar la saga Saw falla igual (o peor) que el de 2017. Ezekiel “Zeke” Banks (Chris Rock) es un policía trabajando a la sombra de su old man (Samuel L. Jackson haciendo de él mismo).
Cuando Zeke descubre que se ha convertido en el epicentro del macabro juego del asesino, comienza a buscar respuestas con la ayuda de su novato compañero (Max Minghella).
Spiral (no confundir con la muy buena propuesta de terror canadiense de 2019 o la extrañísima japonesa del 2000) es, a falta de una palabra mejor, terrible.
El actor Chris Rock convenció a los productores con esta idea y estuvo a cargo de la realización general, pero el resultado final es una imitación apenas superficial que no cumple con las expectativas más básicas.
El camino hasta Spiral
A esta altura, uno se mete a ver una película de la franquicia Saw (El juego del miedo) sabiendo exactamente con qué se va a encontrar. Yo amé las primeras seis películas que me parecen un ingenioso y macabro entramado que elevó el terror hacia otros lugares (popularizó el llamado “porno de tortura”, aunque fue un poco más que eso también).
La saga debió haber terminado con la sexta entrega. Saw VII: The Final Chapter (2010) no estuvo tan mal, si bien terminó siendo poco memorable.
7 años más tarde llegó Jigsaw (2017), que utilizó la misma fórmula que había popularizado a la franquicia: un juego mortal como trama A y la investigación policial en paralelo, funcionando como trama B. En este aspecto, todo fue más de lo mismo, confirmando que la originalidad se había perdido hace mucho.
El hecho de que Lionsgate haya decidido volver a “cacharnos” con el universo de Jigsaw una vez más no es una sorpresa. En esta época de pandemia, revivir franquicias queridas por los fans es una forma sencilla de reavivar la llama por el género. Sin ir más lejos, el próximo año tendremos más de Halloween, Candyman y Scream.
El giro de esta vuelta (y prepárense para escuchar la Hello Zepp Theme en su cabeza) es que ahora es Chris Rock quien manejó los hilos, y no el siniestro personaje de Tobin Bell. El actor y comediante es un súper fanático de Saw… tanto que asumió el papel de estrella principal, productor y “pulidor de guiones” (no acreditado).
Spiral estaba originalmente programada para estrenarse en mayo 2020, pero se retrasó debido a la pandemia COVID-19. Su estreno llegó, recién, un año después. De todas formas, es la primera de la franquicia que llega fuera de la época de Halloween.
Cop Tropes: The Movie!
Spiral combina la brutalidad de Saw IV (del mismo director, Darren Lynn Bousman) con los dispositivos argumentales de Seven y Training Day. Tenemos al policía experimentado y malhumorado llevando por las calles al novato, enseñándole cómo son las cosas en el barrio.
El argumento quiere hacernos creer que es un buen policía, incluso el mejor policía, tan bueno de hecho que no hace nada según las reglas. Esto incluye tocar la evidencia con las manos desnudas, no reconocer el anillo de bodas, el reloj, la ropa de sus mejores amigos, abrir paquetes aleatorios entregados a la estación de policía, conectar unidades USB al azar en las computadoras de la policía, no descubrir ninguna pista y nunca salvar a nadie.
En Spiral nos encontramos también con los clichés de la típica película policial, hasta el punto de la vergüenza. Zeke tiene un compañero nuevo, entregó a un oficial sucio, es odiado por sus colegas y tiene un padre que era el jefe de policía. Eso es, directamente, escritura perezosa.
Lamentablemente, no se queda allí. Las trampas no tienen sentido, no hay marioneta que dé miedo ni voz espeluznante. El nuevo “Jigsaw” (si podemos llamarlo de esa forma) no convence ni asusta. Lo que es peor: cualquier persona con tres dedos de frente puede descubrir la identidad del asesino a los 30 minutos de desarrollo.
La ridícula incompetencia de la policía.
La experiencia resulta muy frustrante porque tanto la estética como los perezosos clichés destruyen la esperanza de un reboot fresco. Todo es tan berreta y mal interpretado que ni Samuel Jackson logra salvarlo. Sus fallas son todavía más repudiables porque los productores parecen creer que están concibiendo algo mucho más refinado que otra película de Saw.
La brutalidad policial, como dilema social, es el tema principal en Spiral. Toda la motivación del asesino imitador es evitar que esto suceda, ya que sus víctimas son policías corruptos que abusan de su poder para su propio beneficio personal.
El problema es que todo está diagramado sin una pizca de especificidad o incluso un vago conocimiento de cómo trabajan realmente los detectives, más allá de lo que se puede aprender de la televisión.
Los mismos malos hábitos
Se plantean ideas interesantes pero quedan inexploradas, e incluso las trampas carecen de inspiración esta vuelta. Al mismo John Kramer probablemente le gustaría meter a los realizadores en uno de sus juegos mortales, porque pese a haber escrito algunas de las partes de la franquicia, nunca entendieron realmente de qué va.
Por cierto, si bien Spiral se ubica en en el universo de Jigsaw, las conexiones son muy vagas. Apenas se hacen referencias al pasar sobre los eventos de las películas anteriores y no esperen saber nada nuevo sobre el destino de Gordon, Hoffman y de ciertos aprendices secretos.
El desenlace es otro problema grande en Spiral. Lionsgate insistió a la crítica especializada en que “no revelara el final” (como si estuviéramos ante la nueva Psicosis) y la verdad que no tiene de dónde agarrarse. Todo se siente muy apresurado y, por mucho que estuviera rezando para que el twist-ending me engañara, fue tan fácil de predecir que me dejó sabor a poco.