Silencioso y malnutrido, Lucas Waver (Jeremy T. Thomas) muestra señales que muchos ignoran pero que no se escapan a la mirada de Julia (Keri Russell, de nuestra amada The Americans), su nueva maestra en la escuela: es evidente que algo malo sucede en su casa.
Aunque se crio en este pequeño pueblo de Oregon, Julia escapó en cuanto pudo de su propio hogar abusivo y no volvió hasta después de la muerte de su padre. Aún la aquejan los traumáticos recuerdos de esos años, pero tomó un trabajo de maestra porque desea reconectar con su hermano Paul (Jesse Plemons), hoy el sheriff del pueblo, pero a quien por momentos Julia aún ve como a ese niño al que en su desesperación abandonó con un padre violento.
Pasaron veinte años desde que Julia escapó de su casa hacia California, por lo que al regresar le cuesta reconocer a su aislado pueblo azotado por el desempleo y el consumo problemático de sustancias. Lo que sí reconoce fácilmente son las señales que emite Lucas, pues hablan de una situación similar a la que ella misma vivió. No puede evitar querer ayudarlo, pero no tiene forma de sospechar qué es lo que realmente sucede en esa casa donde el niño es forzado a convivir con espíritus oscuros que nadie más parece querer ver.
Ancestrales y siempre modernos espíritus oscuros
Basada en el cuento breve The Quiet Boy de Nick Antosca (a su vez uno de los guionistas de la película), Espíritus Oscuros (Antlers) a grandes rasgos cuenta la misma historia pero profundizando en el desarrollo de los personajes principales, para enfocarse más en el contenido dramático y metafórico de lo que está narrando.
Contrariamente a lo que parecen indicar los avances promocionales (aunque no faltan las escenas de tensión y violencia explícita que le valen la calificación de edad que tiene), Espíritus Oscuros no está centrada en torno a una criatura que se dedica a atacar en secuencia a un elenco desechable, al que matar de formas originales y entretenidas para disfrute del público, con un par de jumpscares intermedios para mantener alto el estado de alerta porque no está sucediendo mucho más. No.
En Espíritus Oscuros lo sobrenatural es metáfora y excusa para hablar de cuestiones mundanas. En su crítica social menciona cuestiones coyunturales como las crisis de opioides y habitacionales que vienen golpeando hace años a poblaciones como esta, y al mismo tiempo otras más sistémicas que atraviesan generaciones, como el abuso intrafamiliar. Una problemática tan compleja que muchas veces el resto de la sociedad parece preferir hacer de cuenta que no puede verla, evitando así tener que lidiar con ella. Espíritus Oscuros no pretende dar ninguna respuesta pero plantea algunas preguntas necesarias, como la idea de que amor, miedo y odio pueden coexistir en un vínculo o que puede llegar el momento donde sea inevitable tener que defenderse de alguien amado.
Por eso es que el vínculo que se genera entre Lucas y Julia no solo es lógico, además surge de forma orgánica y no se apoya en los estereotipos habituales; si Julia se interesa por Lucas no es desde un lugar de madre o maestra, se acerca a él por identificación con su propia historia y también intentando ser la persona que ella hubiera querido o necesitado cerca suyo cuando tenía esa edad. Ambos hacen un trabajo interpretativo excepcional, pero llama aún más la atención de parte del joven actor, que logra mostrarse de forma verosímil como el niño crecido de golpe que necesita ser su personaje, expresando con el cuerpo y los ojos todo el peso que carga.
El discurso y las metáforas de Espíritus Oscuros no están ocultos, pero otro de los aciertos del director Scott Cooper es lograr mantener claro su relato al mismo tiempo que evita -siempre que puede- hacerlo explícito.
El terror sucede mayormente tan a plena luz como el terror real que se denuncia. Los encuadres insinúan más de lo que muestran, pero no esconden ni siquiera cuando cae la noche y Lucas debe encontrar el valor para convivir con los Espíritus Oscuros que habitan su casa. Cooper confía en el poder de las imágenes para no poner en boca de los personajes palabras que ellos no necesitan decir, algo que otras películas explicitarían solo para que nosotros podamos seguirle el hilo.