Sólo se trata de sobrevivir
Viejo zorro del gran cine polaco de los ’60 y ’70 y que más adelante tuviera difusión internacional a través de algunos títulos más que recordables (El alarido; Proa al infierno; Trabajo clandestino), Jerzy Skolimovski propone en Essential Killing un ejercicio de estilo donde las lecturas políticas, todas válidas de por sí, actúan de manera periférica y secundaria.
En efecto, un soldado afgano (Vincent Gallo en otro logrado esfuerzo interpretativo) será perseguido por un ejército en un paisaje nevado, agreste y primitivo. Desde este mínimo argumento, Skolimovski narra un acoso permanente y una historia de supervivencia de un personaje relacionado a su paisaje, escarbando en la energía de Mohammed y en la obsesión de sus perseguidores. En principio, Essential Killing sólo es eso: un grupo de mercenarios siguiendo los pasos de un soldado que logró escaparse, por puro azar, de un destacamento de militares estadounidenses. Pero la película, aferrada a una única acción, se nutre de un par de escenas simbólicas, también válidas, para aligerar la concentración de espacio y tiempo que propone su ínfima historia. Simbolismos que atraerán a algunos y despreciarán otros y que tiene su máxima representación en la última parte del film cuando Mohammed se encuentre con una atractiva mujer sordomuda (Emmanuelle Seigner, esposa de Roman Polanski) donde el director se anima a construir un momento que atraviesa a La piedad en versión sexual y angustiante. En esos minutos finales, Essential Killing abandona su estupendo formalismo para arrimarse al terreno emocional, casi imposible de encontrar en una historia con un personaje solitario escapándole a la muerte. Multipremiada en festivales, incluyendo el galardón principal en la edición 2010 de Mar del Plata, las imágenes permiten intuir a Skolimovski en plena forma con sus 74 años a cuestas. Como si encarnara en un estudiante de cine, acaso el mejor, elaborando su propio ejercicio de estilo.