Zombies sin gasolina
Hace unos años, el sub-género zombie había llegado a un nivel de agotamiento extremo y parecía que ya nada volvería a impactarnos. Fue entonces que apareció Yeon Sang-ho con Invasión zombie (Train to Busan, 2016) y todo cambió.
La fábula de un virus letal que se expande por Corea del Sur, provocando violentos altercados entre los pasajeros de un tren que viaja de Seúl a Busan, significó todo un acierto pues si bien presentaba una historia que habíamos visto miles de veces, su grandeza se encontraba en los caminos elegidos para narrarla.
Cuatro años después y con una pandemia mundial de por medio llega Estación zombie 2: Península (Train to Busan 2, 2020) secuela que dobla en adrenalina y acción a su antecesora, pero carece de toda la emoción humana que supo tener la original.
Se sitúa varios años más tarde de lo acontecido en la primera entrega. Ahora, Busan es una ciudad desolada, en la que muy pocas personas han podido sobrevivir. Nuestros protagonistas deberán regresar allí para recuperar un camión en el que hay varios millones de dólares. La misión no resultará nada fácil.
Yeon Sang-ho, quien repite como director y co-escritor, se ocupa en gran medida de seguir al pie de la letra el manual básico de toda película de este calibre, ahora con excesivo uso de CGI y una trama que abarca desde atracos, hasta militares y civiles. Siguiendo estas pautas todo podría funcionar, al menos decentemente, pero lamentablemente no lo hace.
La mayor parte de sus secuencias de acción ocurren durante la noche, por lo que nos exceden los planos oscuros en donde realmente cuesta entender qué está pasando. Sin embargo, lo peor es que existe una exageración extrema en el uso de efectos visuales totalmente paupérrimos.
Desgraciadamente, lo que vimos y experimentamos con el inicio de la saga solamente resulta un espejismo en esta continuación, limitándose a recopilar absolutamente todos los clichés conocidos de otras producciones del género. Quizás la idea fue concebir este despropósito con el único fin de exprimir la franquicia, pero este nuevo capítulo no resulta ni satisfactorio ni al menos entretenido.
Mientras que Invasión zombie significaba un relato conmovedor, impulsado por el dolor y la redención de sus personajes, Estación zombie 2: Península proyecta su atención en entregar un espectáculo genérico, efectista y olvidable. Tal vez, de haber sido vendida como obra independiente el resultado hubiese sido más soportable.