Han pasado cuatro años desde que el brote de la epidemia zombie azotó a los pasajeros de un tren bala rumbo a Busan. Toda la península que forma Corea del Sur ha sido devastada y está en cuarentena. Un ex soldado llamado Jung-seok que vive en Hong Kong recibe una oferta que no puede rechazar para volver a la península. Allí se encontrará con un grupo de sobrevivientes y juntos deberán encontrar la manera de escapar.
Para la secuela de la excelente Train to Busan se han realizado varios cambios. De hecho quien no haya visto aquel film, no tendrá el más mínimo problema con la historia de este nuevo título. La historia vuelve a ser sencilla, aunque menos focalizada que en la película del 2016. Hay más elementos en juego y eso le quita algo del rigor impactante que se veía en la primera. La historia está muy marcada por Escape de Nueva York (1977) de John Carpenter. Incluso la estética, no solo el argumento, tiene una impronta que se nota. Pero cuando uno ve los efectos especiales, la película se parece más a Escape de Los Ángeles (1995) también de Carpenter. Allí, los mencionados efectos eran poco realistas pero muy bellos. Y eso es lo que pasa aquí. Las escenas de autos y persecuciones son inverosímiles pero verdaderamente preciosas en lo estético. Una delicia que requiere la complicidad del espectador.
Train to Busan 2 es divertida, claramente inferior a la anterior pero llena de ideas, con muy buenas escenas de acción y con un pequeño giro hacia las distopías de la ciencia ficción. Posee, como casi todo el cine coreano de género, un marcado gusto por lo melodramático, algo que sostiene hasta el final. Otra prueba de que el cine coreano tiene mucho para ofrecer en materia de entretenimiento.