“Estafadoras de Wall Street” es ante todo una sorpresa. Con un presupuesto modesto consiguió ser un éxito en Estados Unidos, y además se habla (con cierta exageración) de que podría entrar en la carrera por los Oscar. Admitamos que una película que exhibe como estrella a Jennifer López no prometía nada bueno, dado el historial de comedias flojas que tiene JLo. Pero esta vez la bomba latina (muy segura y sensual a los 50 años) se despacha con el mejor trabajo de su carrera. Basada en un caso real que se publicó en 2015 en la revista “New York”, “Estafadoras...” sigue la historia de un grupo de strippers que seducían a ricachones en un bar, los drogaban y después les reventaban la tarjeta de crédito. La directora Lorene Scafaria (“Buscando un amigo para el fin del mundo”) empieza a contar la historia desde la mirada de Destiny (Constance Wu), una joven bailarina que se transforma en la alumna y protegida de la experimentada y calculadora Ramona (López). Esta dupla comienza a facturar a lo grande en el club de strippers, pero cuando estalla la crisis financiera de 2008 en EEUU el negocio se derrumba. Los especuladores brokers de Wall Street se quedan sin dólares para tanta fiesta, y es ahí donde las amigas forman esta suerte de banda delictiva. Con una mezcla de comedia y policial, y con un ritmo bastante desparejo, la película acierta cuando pone el acento en el empoderamiento femenino, sin caer necesariamente en la corrección política o la bajada de línea. La directora también acierta en su decisión de no glamorizar el oficio de las strippers, mostrándolo como un trabajo como cualquier otro, con sus triunfos y sus miserias.