Tomando como bastión la típica receta de la película “inspirada en hechos teales”, la directora Lorene Scafaria, con trabajos anteriores como “Buscando un amigo para el fin del mundo” con Steve Carell y Keira Knightley y la comedia inédita en nuestro país, “Una Madre Imperfecta / The Meddler” con Susan Sarandon, Rose Bryrne y J.K. Simmons, presenta ahora “ESTAFADORAS DE WALL STREET” un producto que equilibra el show, con cierta denuncia social dentro de su trama básicamente policial.
Al igual que en sus producciones anteriores, Scafaria tiene como principal rector el entretenimiento y cuenta además con un importante elenco al que sabe conducir logrando un equipo homogéneo en cuanto a las actuaciones. Allí nos presenta a un grupo de strippers al mejor estilo “Showgirls” y que sólo en ciertos momentos nos recuerda a la oscuridad de Marisa Tomei en su rol en “El Luchador”.
Este equipo está compuesto por la escultural Jennifer López (y que parece en cierto modo que JLO será un número puesto en la temporada de premiaciones por su trabajo en este filme) a la cabeza del grupo que completan Constance Wu (la actriz de “Locamente Millonarios”) junto a Keke Palmer (reconocida por sus trabajos en series televisivas y de una presencia imponente en pantalla) y Lili Reinhart (que hace su primer aparición fuerte en la pantalla grande, luego de una serie de papeles menores en cine y series) sumando a Julia Styles como la periodista, construyendo un papel sustancialmente diferente al que nos tiene acostumbrados.
La receta es simple y el guion de la propia Scafaria con Jessica Presler, autora del artículo del New York Magazine en el que se basa la película, sabe mezclar en igual dosis el tema del sexo, la noche donde se riega con alcohol y drogas los ambientes más económicamente sólidos, las estafas y el erotismo que destila el poder.
Habrá obviamente chantaje, estafas y desbordes, siendo la figura de Destiny (Constance Wu) la que marque el pulso del relato, a partir de su encuentro y amistad con la experimentada Ramona Vega (López) y la vinculación que logra el grupo de strippers de Mother (la vuelta al cine de Mercedes Ruehl después de su exitoso paso por muchos títulos de los ’90 como “Pescador de Ilusiones” “Casada con la mafia” o “El último gran héroe”) con los poderosos financistas de Wall Street a los que les “atraparán” sus tarjetas de crédito para engrosar sus propias arcas mientras los distraen con algunas pastillas de más en alguna bebida.
Obviamente, como sucede en casi todas las ocasiones, los límites se van corriendo y finalmente el desfalco con las tarjetas de crédito comenzará a ser celosamente investigado por la policía y detectives por haber llegado a límites que llamaron la atención, dentro del marco que vivían las empresas de donde provenían esas tarjetas de crédito corporativas, en plena crisis financiera del 2008.
Tanto la historia como la dirección, realzan el vínculo entre maestro y aprendiz que se da entre los papeles de Jennifer Lopez y Constance Wu y en esos momentos la película intenta algunos tonos más íntimos y más dramáticos e intenta sumar puntos y básicamente lo logra.
Luego, con el resto del elenco, sólo se limita a repetir la receta hollywoodense que se espera para este tipo de productos, respetando al pie de la letra la estructura y la forma en que debe presentarse la historia, sin que aparezca ningún rasgo creativo ni dentro de la escritura ni desde la dirección, sino ajustándose casi perfectamente al manual con el que se cocina estas recetas.
Justamente en su título original “Hustlers” que adopta tanto la acepción de estafadoras como de prostitutas, está la síntesis exacta del filme.
La cámara de Scafaria, no condena ni redime a sus personajes, aunque en cierto punto, la frase “el que roba a un ladrón” parece flotar en el aire, con un espíritu cercano a las proezas de Robin Hood que en cierto modo estaría validando el delito.
De todos modos, se nota en la construcción de los personajes que el tiempo ha pasado tan vertiginosamente que el cine de hoy ya trata de posicionar a los roles femeninos en otro lugar de poder diferente al que se plantea en “ESTAFADORAS DE WALL STREET” que queda como un mero coletazo de lo que alguna vez fueron los personajes femeninos en busca de poder, completamente distantes de las historias presentadas en estos últimos tiempos.