Robert De Niro interpreta a un viejo viudo, oxidado y anticuado, que decide, tras las sucesivas cancelaciones de sus hijos a una reunión familiar por él organizada, visitar a todos ellos -en contra de las indicaciones de su médico-, recorriendo así gran parte de los Estados Unidos en tren y micro. En lugar de una agradable sorpresa, sus hijos, ya mayores, lo reciben con poco entusiasmo, a la vez que esconden o trastocan hechos de su vida, lo que genera sospechas en el viudo Frank Goode (De Niro). Amy (Kate Beckinsale) oculta sus problemas de pareja, Robert (Sam Rockwell) no es ningún director de orquesta, sino que se dedica a la eternamente rebajada percusión, Rosie (Drew Barrymore) es quizá menos exitosa como bailarina en Las Vegas que lo que su padre cree, y David... todos están preocupados por David.
El film, dirigido por Kirk Jones -quien también se encargó del guión- está basado en una película italiana de Giuseppe Tornatore, Stanno Tutti Bene, aunque, claro, la familia italiana y los valores de dicho país europeo (me refiero también a los valores cinematográficos) no son los mismos que para los estadounidenses. El resultado, será, por ende, distinto. Principalmente, y con acierto, se trata de road movie. El viaje de Goode es central, y el director utiliza una metáfora quizá un poco burda para darle sentido a todo esto, que consiste en que el viejo había trabajado recubriendo de PVC los cables de teléfono, y la comunicación con sus hijos resultaba, al presente, imposible y dificultosa por ese u otros medios. Más allá de esto, hay ciertos datos importantes en cuanto a la realización del film. Si bien es una road movie "light", el trabajo de fotografía y arte es destacable, teniendo en cuenta que en la película se visitan Denver, New York, Las Vegas y Chicago , y el rodaje se produjo casi en su totalidad en el estado de Connecticut. Por supuesto, una cámara de alta definición Panavision Genesis ayudó bastante.
El guión de Everybody is fine entretiene decentemente al público, con los golpes bajos y los toques de humor bien llevados por los intérpretes. Quizá la repercusión de la temática "familiar" fluctúe según en qué relación se encuentre uno con la propia familia, esto es, dependiendo de cómo el film tenga un asidero para construir vínculos con el espectador. El screenplay, no obstante, pudo haber tenido alguna modificación que lo apartara de un final típico de Hollywood, pero prefirió quedarse con su estructura de actores famosos y lemas bonitos sobre la familia.
Por esta razón, y por la carencia de otros motivos de excitación a lo largo del film, Están todos bien se convierte en un film muy acomodado a los gustos de un público que no espera demasiado y que prefiere menos cine y más cháchara.
Siempre insisto en la experiencia de ir al cine y ver todo lo que se pueda (aunque hay entradas que cuestan lo que mejor hubiera sido haber ahorrado), pero sin mucho daño podemos esperar al estreno en televisión. Esta producción de Kirk Jones no deja de tener, empero, unos bocados de agradable sabor.