Buscando un amigo para el fin del mundo
¿Cuál es el peor final de fiesta que uno tuvo? ¿Una resaca? ¿Qué nadie se quedó para ayudar a limpiar? ¿Que algún desubicado sí se haya quedado, pero quebrado en el piso del baño? Sumen a todo eso un apocalipsis bíblico (con plagas, incendios, demonios, posesiones y demás) y tienen la premisa de Este es el Fin, protagonizada por el grupo de amigotes en la vida real (¿el bro pack?) Seth Rogen, Jay Baruchel, James Franco, Jonah Hill, Craig Robinson y Danny McBride, quienes interpretan a un grupo de actores llamados… Seth Rogen, Jay Baruchel, James Franco, Jonah Hill, Craig Robinson y Danny McBride.
Co escrita y co dirigida por Evan Goldberg y el mismo Rogen (quienes ya habían escrito los guiones de Supercool, Pinneaple Express y El Avispón Verde), Este es el Fin es tanto sobre qué puede hacer un grupo de inútiles malcriados ante la destrucción de la humanidad y la Tierra como lo es sobre la amistad masculina. Con dos de los tópicos más explorados en el cine los últimos cinco años, el combo apocalipsis + bromance (amistades entre hombres heterosexuales pero construidas con la misma estructura que una comedia romántica) Golberg y Rogen están en su terreno y son conscientes: ya sea para los chistes sobre la fama (cuando Rogen dice que James Franco vive en la calle más sexy del mundo porque ahí también vive Channing Tatum) como el gore apocalíptico con las muertes de los varios famosos que hacen cameos, como Michael Cera empalado y otros varios siendo devorados por la tierra en la fiesta donde los protagonistas se encuentran cuando empieza el fin del mundo.
El núcleo principal lo conforman Rogen y Baruchel, ambos actores de origen canadiense como sus contrapartes en la película, amigos desde la adolescencia pero con carreras distintas: Rogen está en su pico de popularidad después de las comedias de Judd Apatow y con proyectos propios, mientras Baruchel insiste en mantener su vida en Canadá. El film inicia cuando el segundo decide visitar al primero en su casa de Los Ángeles -ciudad que detesta- y a regañadientes interactúa con los nuevos amigos de su amigo, la créme de la créme del Hollywood joven -a los cuales apenas soporta-. Está Franco, con sus pretensiones de grandeza artística y souvenirs de El Hombre Araña y otros de sus films; Hill con tono mediador pero deseos asesinos (y que le recuerda a Dios que él estuvo en la nominada al Oscar El Juego de la Fortuna), McBride en el papel antagónico que suele representar en sus participaciones cinematográficas y Robinson como el que tiene (algo de) sentido común. Baruchel es el pseudo-intelectual frustrado con su amigo porque se vendió a la industria y Rogen el que se debate entre su vieja vida junto a Jay y la nueva como estrella de cine.
Hay una identificación metonímica, donde sus nombres sirven de enlace entre los Seth, James, Jay, Craig, Danny y Jonah actores y los personajes que interpretan, versiones cínicas de sí mismos. El epítome es el gag con Michael Cera, que después de Juno y la serie Arrested Development parecía condenado a hacer de flacuchón ingenuo, pero ha versado con pseudo psicópatas en Youth in Revolt y Magic Magic (del chileno Sebastián Silva) como su “Michael Cera” de Este es el Fin: drogón, pajero e insoportable.
Hay también una identificación con el público porque son tipos corrientes (medio gordos, medio ineptos, recelosos de quienes les va mejor) que se hicieron millonarios justamente interpretando gente común (medio gordos, medio ineptos, recelosos de quienes les va mejor) en la factoría Apatow, films de Adam McKay y el núcleo alrededor de la serie The Office. Robinson en un momento de pánico grita “¡Somos actores! ¡Somos mentirosos! ¡Hacemos de tipos duros pero en realidad somos blandos como caquita de bebé!“. En Este es el Fin, nadie se salva, no importa cuán famoso.
Este nivel de autorreferencialidad genera que muchos de los gags funcionen mejor para quienes siguen la carrera de sus protagonistas. Pero al mismo tiempo, los personajes sirven como estereotipos funcionales a la trama de la supervivencia –tan explotada por ciertos realities- en la especulación de alianzas y traiciones. Y todo el público puede seguir la catarata de chistes centrados en posesiones por penetración, convivencia masculina y sus fluidos, consumo de drogas y cobardía de unos y otros. Construida de forma episódica (cómo convivir, cómo hacer pasar el tiempo, como sobrevivir un ataque, cómo conseguir agua y comida) la película se dispersa por momentos en su segundo acto.
Siguiendo muy linealmente la premisa del Nuevo Testamento, en Este es el Fin la salvación como el paso a un estadío celestial mejor más allá de la muerte viene a través de los buenos actos en vida, y este grupo de hombres-niños con demasiado dinero y pocos escrúpulos tienen bastante trabajo de por medio. Como la máxima oda a la amistad masculina, ya sea la que viene de hace años resentida por la envidia o la que se empieza a gestar en la convivencia forzosa, la redención se da en el amor a los amigos. Esto es, justamente, el corazón del film: es lo que la estructura y lo que la hace ir más allá de una comedia apocalíptica escatológica pero también de un simple proyecto de vanidad.