La ley de deseo
En 2014 Papu Curotto realiza el cortometraje Matías y Jerónimo, cuya trama versaba sobre la amistad entre dos chicos, amigos desde la infancia, que habían creado una alianza donde el juego inocente se mezclaba con el deseo homoerótico del despertar sexual, pero que ante una circunstancia particular esa relación se verá interrumpida. Años después volverán a encontrarse en Esteros (2016).
Corría el fin del milenio cuando Matías (Joaquín Parada) y Jerónimo (Blas Finardi Niz) eran dos pre adolescentes que disfrutaban de la vida en Paso de los Libres. La amistad entre sus padres los había llevado a crear un fuerte lazo que a medida que crecían se iría convirtiendo en un deseo sexual explicito imposible de reprimir. Entrados en la adolescencia, la vida los llevaría por caminos diferentes cuando los padres de Matías se vayan a vivir de a Brasil y la ambigua relación se vea interrumpida. Mas de 10 años después Matías (Ignacio Rogers) regresa en medio del carnaval. Él con novia y con un presente exitoso en el ámbito de la biología, parece ser otro. Mientras Jerónimo (Esteban Masturini), gay asumido, no ha podido olvidarse de ese pasado idílico.
Curotto retoma la idea del corto para ahondar en lo que pasó con esos personajes durante el tiempo que no se vieron y como funcionaron interiormente frente a la sociedad. Jerónimo, que se quedó en el pueblo, no tuvo problemas en asumir su verdadera identidad y vivirla libremente. Mientras Matías, que se fue a un país donde lo sexual no es tabú toma una postura heterosexual. En ese sentido, el director trabaja la historia desde un punto de vista opuesto al lugar común en el que podría haber caído. Si el que se queda reprime y el que se va asume lo que sucede en Esteros pasa todo lo contrario.
En ese sentido también hay una decisión particular de cómo mostrar a las actitudes de los lugareños frente a esa elección y como fue mutando con lo que sucedía hace algunos años atrás. Curotto no solo cuenta una historia de amor entre dos chicos sino que también de manera subyacente aborda como una serie de decisiones políticas influyeron en ese cambio de paradigma de la sociedad frente a lo gay.
Otra decisión del director es qué y cómo mostrar un espacio que de que por sí posee una belleza natural ideal para el relleno de cualquier historia. Pero Curotto lo utiliza siempre como un acompañante de la historia y no como un protagonista más. La cámara está siempre en los personajes. Los sigue, los indaga, los muestra en sus más íntimos detalles, en cada gesto, cada mirada, cada roce. Aun cuando abre el plano lo principal son ellos y no el paisaje circundante. Hasta rehúsa aprovechar el colorido del carnaval y lo muestra como un hecho más y sin la importancia real de lo que significa para el lugar. Lo trascendental es que les pasa a los personajes y el punto de vista estará sobre ellos y no sobre que los rodea. Esto hace que todo el peso recaiga en los actores que logran salir airosos ante tal reto. Ambas parejas (niños y adultos) logran no solo una credibilidad natural sino también hacernos creer que bien podrían haber sido las mismas personas.
Esteros es una película de amores reprimidos que fueron y volverán para hacerse carne. Pero no solo eso. También habla de contextos sociales y cambios de épocas. Aunque solo sea implícito y el eje esté puesto en el deseo terminará siendo tan importante como la trama central.