Esteros

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Los nuevos lugares comunes

Esta película del debutante Papu Carotto transcurre entre la Reserva Natural Laguna Brava y Paso de los Libres, la tierra que vio cruzar a los 108 valientes, la que presenció la batalla de Arroyo Yatay (hasta allí habían llegado los paraguayos), la patria chica de Ernesto Montiel y del doctor Frondizi, la de los primeros carnavales a la brasileña que hubo en Argentina. Todavía se mantiene la tradición de esos carnavales. En esta película se ve un poco de la laguna, dos planitos de la fiesta y nada del resto.

Además, los esteros del Iberá quedan a 238 kilómetros, pero en cambio hay una chacra llamada "Los esteros", donde pasan sus vacaciones dos amigos inseparables, que experimentan ciertas inquietudes sexuales. El padre de uno los mira con desconfianza homófoba, los del otro sonríen con afecto (¿hacía falta pintar que el homófobo encima es privatizador y que los otros aman su terruño? ¿Este detalle habrá contribuido a la obtención del premio Raymundo Gleyzer que ostenta la película?).

Ahora uno de los chicos es un flaco caracúlico que vuelve con su novia, o tiene esa cara porque vuelve con su novia, que es una flaca inocente, paciente y cariñosa. Y el otro se ha vuelto maquillador. Se encuentran y reinician las inquietudes. Hay una hora de amagues indirectos, diálogos tiesos y ritmo plano, y de pronto llega la resolución entre penumbras. Luego el enojado vuelve donde está la novia, la escucha llorar detrás de la puerta, y en vez de entrar le pregunta: "¿Estás ahí?" En otro momento daría gracia, pero a esa altura el espectador ya ha de estar durmiendo.