Javier y Juan Zeballos llevan adelante la difícil tarea de seguir los pasos de un joven recién salido de la cárcel que decide darle un nuevo rumbo a su vida enfocándose en la creación musical y la introspección que su reciente reclusión le ha otorgado.
La cámara es un integrante más de las rutinas, apenas perceptible entre slams de hip hop, graffitis, mar y amor. La principal virtud de los realizadores es poder mostrar sin juzgar, tomando a Matías como objeto de discurso y empoderándolo.