Dos agentes de la CIA entran en batalla después de descubrir que salen con la misma mujer, en esta floja comedia romántica con toques de acción dirigida por McG.
FDR (Chris Pine) y Tuck (Tom Hardy) son dos grandes amigos que comparten todo, incluso su profesión. Igualmente, hay algo inusual sobre el trabajo que hacen: ellos son agentes especiales de la CIA. Pero cuando una misión secreta involucrando a un peligroso criminal (Til Schweiger) sale mal y ambos son suspendidos de realizar misiones, van a descubrir otra afición: Lauren (Reese Witherspoon), una testeadora de productos con problemas de confianza tras su última relación.
Tras cruzarse con FDR y Tuck en ocasiones separadas, Lauren es animada por su amiga Trish (Chelsea Handler) a tratar de salir con ambos al mismo tiempo. De todas formas, en poco tiempo los amigos se enteran de que ven a la misma mujer, aunque deciden que, en lugar de retirarse, van a mantener la boca cerrada y dejar que ella elija al hombre indicado. Pero cuando la rubia no se decide, los hombres van a recurrir a sus arsenales de espionaje para lograr quedarse con la chica, lo que en poco tiempo causa que los antes compañeros luchen el uno contra el otro en una batalla sin piedad.
Esta es la base de ¡Esto es Guerra! (This Means War, 2012), la nueva película de McG (si, lo están leyendo bien, no acaban de ver el nombre de un nuevo combo de comida rápida), director de películas como Los Ángeles de Charlie o Terminator: La salvación. En esta ocasión, el también responsable de shows como The O.C., Supernatural y Chuck prueba su mano en el complicado terreno de la comedia romántica con elementos de acción, pero el resultado final es decepcionante.
Modelándose usando como base a Sr. y Sra. Smith (no es casualidad que Simon Kinberg, uno de los guionistas de este estreno, sea el escritor responsable de la película estelarizada por Angelina Jolie y Brad Pitt) el film falla en varios niveles. Falla como comedia romántica porque es extremadamente previsible y repetitiva, además de que los personajes son bastante superficiales (traten de encontrar el encanto en las escenas donde los hombres espían cada movimiento de Lauren, o el romance en la motivación de la chica protagonista de testearlos como si fueran otros productos desechables).
Si tan solo la película fuera consciente del potencial de la premisa para la comedia negra o el thriller, en lugar de entregar chistes tan blandos y gastados. El trio protagónico de Witherspoon, Pine y Hardy trata débilmente de hacer que el guión trillado sirva, pero solo cumplen su cometido un par de veces; ni siquiera ellos pueden sacar emoción, química o grandes carcajadas de esto. Empeorando las cosas está Chelsea Handler, en el rol de mejor amiga consejera que está forzado a aparecer en este tipo de producciones.
Igual, tampoco funciona como película de acción, porque las pocas escenas con promesa de dar adrenalina se acaban muy pronto, encima de que casi todas están filmadas para la incomprensión; algo extraño, considerando el muy buen trabajo que hizo McG produciendo escenas explosivas en la cuarta entrega de Terminator. Encima, el supuesto villano interpretado por Til Schweiger (aquel que intimidó a tantos como Hugo Stiglitz en Bastardos Sin Gloria) es reducido a una aparición de menos de cinco minutos: aparece con cara seria un par de minutos al inicio, al medio y al final (en un intento de cierre de la película), y listo.