La desigualdad de los sexos en el cine
Esto es guerra plantea en su relato un esquema narrativo verdaderamente simple: dos amigos (Tuck y FDR) se enamoran de una misma mujer (Lauren) y pasarán por situaciones más o menos divertidas hasta que uno de los dos logre conquistar a la indecisa muchacha.
Sin embargo, la trama agrega una serie de elementos que complejizan –y mejoran levemente- la historia inicial: por empezar, se ha tomado la buena decisión de no explotar como situación cómica el desconocimiento de los amigos de estar cortejando a la misma chica. Dicha situación lleva el conflicto a un segundo nivel que detonará la pregunta ¿cómo organizarse en este cortejo simultáneo sin destruir la amistad que han forjado y valoran por sobre todas las cosas?
Esto los lleva inmediatamente a establecer una serie de reglas de caballerosidad, las que, obviamente, serán transgredidas una tras otra por ambos. Como contrapartida, esta no explotación en el terreno de los varones será trasladada al de las chicas; son Lauren, y su amiga Trish, quienes desconocen hasta el final la relación de los dos hombres y el pacto de caballerosidad entre ellos.
El segundo elemento favorecedor de la trama está vinculado con el juego intencional de Lauren y de su amiga (una mujer casada y con una vida sexual un poco rutinaria) de probar a los dos hombres como quien prueba prestaciones de electrodomésticos; esta cosificación grosera, no obstante, da sus frutos en una serie de gags verbales de cierta eficacia.
Creo, sin embargo, que al conservar la explotación del secreto hasta el final en las dos chicas, el realizador McG se pierde la oportunidad de agregar un elemento extra que hubiera otorgado al relato otro nivel de conflictividad. Se podría haber jugado narrativamente con un doble descubrimiento (como ya se ha hecho en la serie norteamericana Friends) de estos juegos de seducción, otorgando a las mujeres un tratamiento simétrico, el cual hubiese brindado al relato un contexto narrativo favorable para situaciones cómicas diversas. Este hecho, en particular, es el que se ve más flojo en el film, y el que revela una perspectiva excesivamente masculinizante en la enunciación.
Se hubiese ganado bastante incluyendo en la escritura del guión a alguna mujer, sobre todo teniendo en cuenta la metáfora de cosificación propuesta al inicio, aunque –lamentablemente- no desarrollada como prometía.
No obstante, y a pesar de tratarse de un relato excesivamente previsible, la película logra su objetivo de entretener al espectador con buenas dosis de comedia y momentos de acción muy bien logrados y con buen ritmo.
Las labores femeninas son buenas, sobre todo si se las compara con la exigua pobreza de los desempeños masculinos, repletos de clisés y con diálogos menos felices.