Con pulso firme y mucha investigación, Sergio Wolf evoca en esta obra la intentona de Semana Santa de 1987 que puso en jaque al gobierno de Alfonsin. Ante la cámara, participan testigos y protagonistas de ambos lados, desde Aldo Rico y sus adláteres hasta el entonces edecán militar, general Julio Hang, el juez Piotti, el ministro Jaunarena y la señora Adela Bigatti, en cuya estancia recibió el presidente la noticia del alzamiento.
El presidente había ido allí a descansar y tuvo que salir de apuro, desoyendo inclusive la recomendación de tomar un camino alternativo para evitar un posible atentado. "Alfonsín era un hombre de coraje", reconoce Aldo Rico, y también dice que las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida le parecen mal hechas.
Es que los suyos reclamaban total amnistía, como les prometiera el PJ en la campaña electoral. Según testigos, el chirinazo de aquellos días se disolvió ante la masiva reacción ciudadana que llegó hasta las mismas puertas de la Escuela de Infantería, y ante la réplica del presidente cuando el amotinado pretendió negociar cinco puntos de reclamo: "Estas no son negociaciones. Usted ha venido aquí a deponer su actitud".
Filmada en los diversos lugares donde ocurrió todo, la obra tiene información, tensión, partes divertidas y buenos recursos expresivos, como rehacer en silencio el camino que hizo Alfonsín desde el helicóptero en la terraza hasta el balcón donde daría aquel famoso discurso que fastidió a los progres. En su relato, Wolf reconoce que él mismo tardó un tiempo en comprender la grandeza de la frase completa: "La casa está en orden, y no hay sangre (derramada) en la Argentina".