O el aburrimiento del año
Eternals es una impresentable muestra de la mala idea de adaptación de los comics originales que deja a los fans afuera, y al nuevo público en general aún más afuera. Hay que tener en cuenta, es verdad, la evolución de los personajes y su universo desde el año 1976 en que hicieron su aparición hasta el día de hoy.
Para arrancar, la presentación de los personajes y su contexto se muestra floja y pobre, limitada por lo que pareciera un interés relajado medio patético en trabajar la estructura narrativa. Por momentos lo único que salva la película son los chistes y su articulación con los personajes secundarios, y a veces ni eso alcanza para tapar baches argumentales, flashbacks enloquecedores que se vuelven inentendibles y un sostén poco serio de lo que se cuenta.
Algunas expresiones críticas simplonas le pegan a la nueva producción de Disney para el MCU por el lado más ridículo, y en verdad es más sencillo ir a donde de verdad está el problema; en la construcción del guion, y el desorden que pareciera premeditado pero al final se ve que, tal vez, los guionistas apenas lo intentaron. En el afán de comerse el mundo y de hacer algo parecido pero diferente, la distancia emocional con el universo de los Eternals se nota demasiado. Y eso es lo peor que le puede pasar a una historia de este tipo. Si la propia directora, Chloé Zhao, no se cree lo que cuenta, o la emoción no logra traspasar la pantalla… ¿Cómo lo hará/recibirá el espectador? Pero, como dije antes, no es su exclusiva responsabilidad. La herramienta principal de una producción, tan ninguneada que su importancia suele hacer extensiva al desprecio a los guionistas, no la ayuda para nada.
Y es que pasar de dirigir Nomadland, una película que arrasó en los premios Oscar, además de los Globo de oro, Bafta e Independent Spirit Awards, no es igual a ponerse a cargo del timón de este “Titanic“. Nada que ver con la antigua disputa sobre cine independiente/serio y comercial, azuzado por las declaraciones que Martin Scorsese hizo hace un par de años. El 90% de las películas del Universo Marvel funcionan, en su justa medida, por lograr un relato armónico que atrajo a los seguidores e incluyó público outsider.
Mi recomendación es que, salvo que posean una fe ciega en lo que se puede ver y aún creen en que vale la pena ir a la sala de cine, adelante. De lo contrario, me lo agradecerán.