Eternals

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Cuando la humanidad estaba dando apenas sus primeros pasos, un grupo de enviados intergalácticos llegaron a la Tierra para ser sus guías y protectores frente a la implacable amenaza de los Deviants, criaturas monstruosas dedicadas a consumir todo lo que encuentren a su paso. 

Bajo las órdenes del celestial Arishem, los diez Eternals protegieron a la humanidad y colaboraron en su progreso, pero con la orden estricta de no intervenir en ninguno de sus conflictos internos. Esa misión, para algunos de ellos se fue volviendo cada vez más difícil de respetar, porque después de milenios viviendo entre humanos y formar parte fundamental de su historia, comenzaron a amarlos genuinamente.

Ese es uno de los motivos por los que, cuando la amenaza Deviant parecía erradicada, la líder Ajak (Salma Hayek) liberó al resto de los Eternals para que salieran a vivir su propia vida hasta que recibieran el permiso de Arishem de regresar a su planeta. Y eso hicieron durante siglos, viendo crecer y evolucionar a la humanidad de formas majestuosas pero también horrendas, sin poder intervenir.

El llamado a casa nunca llegó y por una buena razón: porque después de siglos de paz, Sersi (Gemma Chan) y Sprite (Lia McHugh) son emboscadas por un extraño Deviant que ni siquiera Ikaris (Richard Madden), el más poderoso guerrero del grupo, puede derrotar del todo.

Sospechando que hay algo muy extraño detrás de este regreso, parten de inmediato a advertir de esta nueva amenaza al resto del grupo antes de que sea demasiado tarde.

Eternals: diez orígenes sin remate

A diferencia de otras historias de origen habituales, donde un personaje descubre o construye sus poderes y aprende a usarlos para convertirse en héroe, los Eternals son de la misma manera desde el primer momento que ponen un pie en la Tierra y combaten a sus primeros Deviants, son un grupo consolidado que se mueve con la coordinación de un aparato de relojería. Toda esta secuencia sirve para dar una idea general de las habilidades de cada uno de los Eternals, pero deja para más adelante sus personalidades, pues en el presente se encuentran separados sin que tengamos idea del por qué.

Nunca es sencillo presentar a un nuevo personaje que encaje en esta continuidad perpetua que es la franquicia MCU, especialmente si no se conecta con algo o alguien ya establecido o tiene reconocimiento popular previo; dos cosas que no suceden con estos Eternals, quienes además se despegan de su contraparte comiquera en varios aspectos. Introducir en una sola película a una docena de ellos, entretejidos en una historia que recorre milenios, pretendiendo que cada cual tenga su propio desarrollo, es directamente inabarcable. Esa es la sensación que deja Eternals: la de una película que abre varios hilos con potencial pero que no puede llegar a profundizar mucho en ninguno. 

Al menos tiene el acierto de no pretender volver igualmente protagonista a todo el equipo y lo divide en varios estratos de relevancia. Mientras Sersi e Ikaris motorizan el conflicto principal en el presente, otros los rodean para darles apoyo y deja a un tercer grupo en los márgenes, dedicados a las escenas de acción y para pequeños arcos secundarios que a lo largo de varios flashbacks van relevando un poco de su historia previa, que a su vez está relacionada con el conflicto del presente.

El pasado y el presente de los Eternals sigue estrechamente conectados; son varios de los conflictos entre ellos que no supieron resolver en el pasado, los que van a ocupar el centro de esta nueva historia, especialmente los referidos a sus diferentes perspectivas sobre la misión que les encomendó Arishem. Este enfoque, seguramente reflejo de la dirección de Chloé Zhao (Nomadland), hace que Eternals tenga una carga dramática y filosófica algo mayor que la mayoría de sus primas, sin dejar de ser un producto de entretenimiento donde el humor y la acción sacados del manual de estilo Disney-Marvel ocupan su buena porción del tiempo.

Quizás por falta de espacio en pantalla o pericia en la marcación actoral (o simplemente en la elección del casting), varios de los personajes mantienen un tono algo extraño que bordea la continua apatía, incluso cuando se supone que están pasando por una situación emotiva, como si se les estuviera exigiendo más allá de su rango con indicaciones confusas. Los elencos del MCU no suelen destacarse por sus grandes dotes interpretativas, pero al menos sí suelen derrochar un carisma que compensa. Esto no es algo que suceda en Eternals, donde salvo por algunas honrosas (y temporarias) excepciones encuentra en las interpretaciones de su elenco algunos de sus puntos más flacos.

La directora Chloé Zhao se propone tomarse más en serio algunas cuestiones dramáticas que siempre fueron el punto flojo de una franquicia más interesada en la pirotecnia, donde el sello autoral rara vez llega a notarse. No es el caso de Eternals, donde se nota su huella con una propuesta estética mucho más sintética y depurada que causa impacto más por su simpleza que por la habitual sobrecarga de elementos pero también con un mejor desarrollo de los conflictos internos de algunos personajes.

Esta propuesta entra en la reducida lista de películas de Marvel (junto a Guardianes de la Galaxia, de James Gunn) donde queda la sensación de que no podría haber sido fácilmente dirigida por cualquier otra persona indistinta. Esto no es suficiente para decir que Eternals es una gran película ni para ignorar los varios problemas narrativos que acumula, sobre todo cuando se ve obligada a cerrar su historia y resuelve con desprolijidad; pero si fuera un tímido intento de responder a los pedidos de que se atrevan a romper un poco el molde de donde sacaron durante años más de una docena de películas indistinguibles, es algo que podría estar prometiendo un futuro interesante para esta franquicia que comienza a tirar olor a naftalina. Si en cambio fuera un intento de respuesta a la crítica de que no hacen «cine de verdad», es un punto que en el fondo ni a los fans ni a los anti le interesa mucho que cambie y sería bastante absurdo pretender ir por ese camino