Hubo que esperar pero llegó. Tuvieron que pasar varias décadas tras su muerte y 30 ediciones del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, para que llegara finalmente una película que estuviera a la altura de la densidad de la leyenda de Eva Perón.
Es más: hubo que llegar hasta el último festival de cine realizado bajo el gobierno de Cristina Fernández.
Pero llegó. Eva no duerme, tercer largometraje del director Pablo Agüero, es ya no una biografía del gran personaje argentino del siglo XX, sino un relato sobre el derrotero de su cuerpo sin vida.
El film toma como punto de partida la llegada del cuerpo de Evita a nuestro pais, desde donde el relato salta hasta su muerte y otros tópicos centrales de la historia argentina ocurridos a partir de allí, como el bombardeo a Plaza de Mayo en el marco del golpe de la revolución fusiladora; el trabajo de embalsamamiento; el robo del cadáver a manos de los militares y el secuestro y ajusticiamiento del dictador Pedro Eugenio Aramburu por parte de Montoneros.
Con un elenco que tiene su mejor brillo en Daniel Fanego y el francés Denis Lavant, Agüero logra una puesta en la que el cuidado de los detalles (desde el casting hasta la obsesiva edición de sonido y la selección de imágenes de archivo) juegan a favor de una producción que toma partido, que se permite no jugar a la neutralidad pero sin caer en el panfleto.