Un debate que sigue abierto
¿Qué sucedió con el cadáver de Eva Perón? Pablo Agüero redobla apuestas en el filme que compite en Mar del Plata.
Todos los riesgos que Pablo Agüero asume en Eva no duerme están justificados. Su ficción sobre esta historia insólita, el derrotero del cadáver de Evita tras su muerte en 1952, siembra tanta información cifrada que para decodificar algunos de sus símbolos, tal vez sea necesario verla más de una vez.
Escrita por el mismo Agüero, difiere por completo de su personal e íntima La Salamandra. Aquí el autor se nutre de una historia global, con distintas implicancias en el imaginario colectivo, y la transforma en una ficción con su marca y estilo.
El cuerpo muerto de Eva Perón, su turbio peregrinar, es visto en tres momentos distintos de la historia argentina, con escenas teatralizadas cargadas de simbolismos y de preguntas sobre pasado, presente y futuro. Una estructura muy pensada, con material de archivo salpicado en el filme, marcas que tienen que ver con el ultraje, y distintos episodios escena, como el embalsamado de su cuerpo, a cargo de un conservador español, el robo del cajón de la CGT a cargo de un comando militar que aquí está representado por un coronel francés y un soldadito en un juego de antítesis, y luego el episodio de Timote, cuando Aramburu es secuestrado y sentenciado por Montoneros, que entre otras cosas le exige dar con el paradero del cadáver.
Redobla la apuesta Agüero, eligiendo a un marino para guiar parte de esta historia, es el punto de vista de Massera y algo más, porque el director juega a eso, a condensar información y símbolos históricos en cada uno de los personajes. Por eso, al tiempo que propone una mirada desde el dictador, responde con sus propias armas, que son el tono y la permanente interpelación del filme. La mayoría de las escenas transcurren de noche, en un juego de contrastes más que elocuentes. Atenta contra el filme la discontinuidad que implica no contar con un protagonista, o el hecho de que el tema en cuestión sea una muerta, su ausencia, lo que en algunos tramos de la película nos aleja del eje. Timote es Timote, más allá de Eva, y también las bombas del ‘55 o esa particular discusión entre el coronel y el soldado en la caja de un camión.
Un tema enorme, un director con aplomo y un debate que nunca se cerró.
POR QUE SI: El tema es atrapante, el realizador demuestra aplomo y saber tomar en la ficción un hecho real.