Cuando la (mala) publicidad se disfraza de (peor) cine
Dos chicas súper cool, alocadas ellas, son muy amigas entre sí y comparten cada una un secreto de la otra. Eva tiene a su padre desaparecido y Lola es una hija apropiada cuyo padrastro es un ex represor de la ESMA. Ninguna de ellas tiene un trabajo visible, no están doce horas en la caja de un supermecado ni marcando tarjeta en alguna fábrica, son muy bohemias y hasta estudian "circo". Todo muy acorde a la estética palermojolivuiana que la directora le imprime al filme.
Lola quiere a sus apropiadores y Eva busca convencerla acerca de la conveniencia de enfrentar los hechos y poner las cosas en su lugar.
Interesante el tema central, lástima la banalización que Sabrina Farji hace de un tema tan delicado como doloroso. No hay ni un atisbo de inspiración en el guión que parece hecho para lo que finalmente es esta película: un spot publicitario de una hora y media.
Los pocos momentos de cierto interés interpretativo lo aportan Alejandro Awada y Victoria Carreras, como personajes secundarios. Emme carece de la hondura dramática que su personaje requiere y Celeste Cid hace lo que puede con un texto imposible.
La falta de rigor cinematográfico es absoluta. Está tan ocupada la directora en su discurso que comete gruesos errores de continuidad y ambientación en general. Es una pena que se malgasten dineros públicos en obras de tan poco vuelo artístico, que hasta atentan contra aquello a lo que pretenden aportar.
Valga la recomendación de buscar "Cautiva", del año 2006 y dirigida por Gastón Biraben, que sin ser una maravilla al menos demuestra respeto por el tema, lejos de cualquier intención marketinera, además de ofrecernos uno de los últimos trabajos en el cine de Susana Campos.
Para peor, "Eva y Lola" no disimula su intención publicitaria, evidente en la escena final, pero evita, inexplicablemente, aportar datos ciertos acerca del tema que trata, por ejemplo la cantidad de nietos recuperados. Paradoja de un filme que se nutre, oportunamente, de la realidad pero le escapa al dato concreto. Tal vez no servía, marketineramente hablando.