Buena idea, pero algo despareja
Dos mujeres jóvenes (Celeste Cid y Emme) convergen en un mismo lugar, un circo-cabaret donde hacen sus números circenses con canciones. Fuera de allí comparten iguales inquietudes frente a la vida, una como asumida hija de desaparecidos durante la dictadura militar, en busca de una identidad definitiva, la otra, con esa misma marca de origen, recién liberada de la venda que durante más de dos décadas le impidió, como a su amiga, hacerle frente a la cruel verdad. A su alrededor, se mueve un mundo por resolver, entre quienes las ayudan, los que sufren al descubrir que de alguna forma también fueron víctimas de lo que ocurrió durante tanta oscuridad, y los que a su vez deben reconocer la verdadera culpa de aquellos crímenes, tal como hayan en verdad compartido responsabilidades.
El planteo es, a simple vista, más que interesante, todo un desafío que Sabrina Farji debe sortear, con cintura, la altura de las circunstancias. De por sí es valioso. La línea inicial trazada sobre la tela en blanco promete una pintura valiosa, pero los problemas aparecen de a poco, y no son pocos. Comienza a diluirse el dibujo de cada personaje, y solo un puñado consigue definirse por completo. Las ideas también aparecen, pero muchas se disipan en encuentros que apenas trascienden, y si lo hacen, lograrán emocionar siempre y cuando quienes les ponen el cuerpo respondan con talento propio, es decir con sus propias herramientas. Es evidente que Eva & Lola tiene una idea de partida más que interesante y por cierto transgresora con respecto a los muchas -buenas y no tanto- historias que abordaron el tema de los hijos de desaparecidos, a los que les han quitado la identidad y necesitan recuperarla, pero no es suficiente para lograr un todo sobresaliente. Sí, y de eso no quedan dudas, hay mano en su directora para captar algunas de esas situaciones con talento, pero no todas, con mucha vena y convicción, visible en los desempeños de Celeste Cid y Emme, así como buenos aportes de Willy Lemos, Victoria Carreras y Alejandro Awada, también de Claudia Lapacó y Jorge D´Elia, que pujan con esa sensación de que en la receta no todos los ingredientes están calibrados y en ese sentido, el cine suele ser impiadoso. En suma, Eva & Lola tiene fortalezas genuinas pero, y allí surge una cuestión clave, solo un puñado son aprovechadas al máximo de su potencial.