Para aquellos que fueron seguidores y recuerdan la franquicia de Sam Raimi encontraran en este film escrito y dirigido por Lee Cronin un compromiso, un homenaje grandilocuente y suficientemente siniestro para todos. Una película corta, para los tiempos de hoy, intensa, donde la sangre rebalsa, literalmente, y celebra la inolvidable escena de “El resplandor” de Stanley Kubrick. Aquí el horror y la posesión demoníaca se apodera de una mamá divorciada, que habita un edificio antiguo próximo a ser demolido, con sus tres hijos muy diferentes: Un DJ en gestación, una adolescente que participa de protestas por la ecología y una niña que decapita muñecas para protegerse de fantasmas. Y además la visita de una tía en problemas. Cuando un terremoto libera lo peor, comienza el show: Horror claustrofóbico, como un drama de cámara que se desarrolla en poco espacio, y una exploración por los terrores de la maternidad que se manipulan para lo peor, igual que la siempre conflictiva relación entre hermanas. El demonio sabe herir y dañar sensibilidades además de descuartizar cuerpos sin respiro. La acción explota desde los primeros segundos y no se detiene nunca en intensidad hasta que termina la película disfrutable para los amantes del género. Las dos heroínas para el bien y el mal se lucen: Alyssa Sutherland y Lily Sullivan. Plata fuerte, redondo, sanguíneo, carnicero y muy bien construido.