Simplemente sangre
La película retoma la franquicia clase B inaugurada por Sam Raimi en los años ochenta con más sangre y oscuridad que ideas.
El libro de los muertos regresa o, mejor dicho, reaparece en una película que busca contar los orígenes de las posesiones infernales. Sam Raimi y Bruce Campbell ofician de productores ejecutivos en una franquicia que no termina de encontrar el nivel de la trilogía original compuesta por Diabólico (The Evil Dead, 1981), Noche alucinante (Evil Dead II, 1987) y El ejército de las tinieblas (Evil Dead III, 1992), y la remake, Posesión infernal (Evil Dead, 2013), dirigida por el uruguayo Fede Álvarez.
Algo que sí lograba la serie Ash vs Evil Dead (2015) creada por los mismos responsables -actor y director- de la saga original en busca de mostrar el camino a las nuevas producciones. “Por ahí va la cosa”, sugerían con desparpajo, con desarrollo de personajes malditos, pendencieros, con un antihéroe genial que uno disfrutaba verlo desangrarse en cada pelea cuerpo a cuerpo con un espíritu maligno. Nada de eso sucede aquí, con personajes víctimas que inspiran lástima y un tono fantástico que se diluye después del prólogo inicial, justo cuando la cámara, punto de vista del mal, se detiene para siempre.
De aquella saga de humor gore de los ochenta sólo quedó en pie la sangre “de a montones” y una carnicería feroz para masacrar a una familia en el film del irlandés Lee Cronin, quien juega con la idea de “la madre” protectora que puede convertirse en la madre de todos los males, mientras la motosierra y la escopeta tienen su presentación con mayor fuerza dramática que los protagonistas.
En esta película, la acción se desarrolla en una sola noche en un edificio de Los Ángeles que está a punto de ser demolido. En el subsuelo, un adolescente encuentra un libro llamado Necronomicon con las fuerzas malignas en sus páginas a punto de ser liberadas. El adolescente abre el libro y provoca un caos en el edificio. Una maldición que acecha a Ellie (Alyssa Sutherland), una madre soltera y a sus tres hijos Bridget (Gabrielle Echols), Danny (Morgan Davies) y Kassie (Nell Fisher). Beth (Lily Sullivan), la tía de la familia, desciende a los infiernos para transformarse en la heroína de este relato.
Evil Dead: El despertar (Evil Dead Rise, 2023) no respeta el tono de la saga fundadora: lo subvierte en una carnicería cinematográfica. Los excesos le roban el lugar al humor negro que funciona a cuentagotas y los litros de sangre desparramados por los sets no son suficientes para contrarrestar una historia que no tiene otro condimento que la cacería indiscriminada de espíritus malignos hacia los miembros de la familia. Hay una toma calcada de El resplandor (The Shining, 1980) con un ascensor inundado literalmente de sangre que se desangra al abrir sus puertas, y algún que otro guiño cinéfilo para el amante del cine de terror con sabor a poco. Lo que redunda son los descuartizamientos de cuerpos, y las laceraciones varias.
Lo mejor de Evil Dead: El despertar es su promesa de lo que vendrá, augurando una continuación donde posiblemente conecte con el personaje de Bruce Campbell en una versión 2.0 de aquel terrorífico recuerdo.