A finales de la década del `70, en lo más álgido de la dictadura cívico-militar argentina, un grupo de más de 60 argentinos que se encontraban exiliados en diferentes países de Europa abandonaron nuevamente su lugar de residencia para partir con sus familias a instalarse en Mozambique, una ex colonia portuguesa recientemente independizada y sumida en una terrible guerra civil. Su objetivo: trabajar como cooperantes en la construcción del Estado Socialista que impulsaba el líder africano Samora Machel contra la injerencia del gobierno racista sudafricano de entonces.