Ernesto Aguilar y Marcela Suppicich son los directores de este curioso documental que nos cuenta como un grupo de más de 60 argentinos, exiliados en distintos países de Europa durante el proceso, fueron cooperantes en Mozambique. Un periplo increíble. Es que esa ex colonia portuguesa, apenas independizada, con el liderazgo del africano Samora Machel produjo el comienzo de la construcción de un estado socialista. Ese líder ante la carencia de recursos humanos cuando los portugueses se fueron, lanzó un pedido de ayuda internacional pidiendo especialistas en casi todos los rubros. Y allí llegaron estos argentinos, junto a cientos de otras nacionalidades, a aportar lo suyo desde los finales de la década del 70 hasta asesinato de Mache en 1986. En ese momento la guerra civil siempre latente se adueñó del país. Y fue el momento del regreso ante tanto peligro y violencia. Se trata de un documental de corte tradicional, muy curioso y con muy buenos testimonios. Con el aporte de material de archivo de primer nivel
"Exilio en Africa": la utopía lejos de casa El film rescata testimonios e imágenes del exilio menos pensado, el de un puñado de argentinos que en los 70 trabajaron como médicos o maestros en Mozambique. México, Venezuela, Brasil, Canadá, España, Francia, Suecia. Pero ¿Mozambique? ¿Cuánta gente sabe que durante la última dictadura un puñado de argentinos buscó refugio en Mozambique? De eso habla este documental codirigido por Ernesto Aguilar y Marcela Suppicich, uno de esos pocos que ponen al espectador frente a una realidad completamente desconocida. Los 72 minutos de Exilio en Áfricarepresentarán una novedad hasta para el espectador más informado, que se encontrará aquí con treintañeros de acento inconfundiblemente argentino, curando y alfabetizando, entre otras tareas, a chicos nativos analfabetos y desnutridos, que hablan en portugués. Tras cuatro siglos y medio de colonización, en 1975 la Portugal “de los claveles” concedió la independencia a este país ubicado en el extremo sudeste del África. El nuevo mandatario, Samora Machel,decidió “importar” profesionales de distintas especialidades (médicxs, educadorxs, ingenierxs), ofreciendo el viaje, alojamiento y no está claro qué clase de remuneración. En algunos casos la invitación llegaba por correo a la casa del candidato; en otros, lxs interesadxs se sumaban por su cuenta, desde los distintos países en los que se había desperdigado la diáspora argentina. Veterano combatiente del Frelimo (Frente de Liberación de Mozambique), Machel era de formación marxista y se propuso construir un país nuevo. Los voluntarios, a su vez, se habían quedado sin utopías y participaron gustosos de ésta, en ese sitio tan distante. Hasta que un grave hecho interno (que no se mencionará, para no espoilear), sumado a la caída de la dictadura en Argentina, hicieron que lxs voluntarixs argentinxs comenzaran a volver al país. El documental de Aguilar y Suppicich se sostiene sobre los relatos de los participantes, registrados en Argentina en tiempo presente. A ello se le agregan cartas manuscritas leídas por ellos mismos en off, que no está muy claro si es correspondencia real, recreada o ambas cosas. A este material se le suman fotos y filmaciones caseras de época, en blanco y negro y color. Lo más impresionante son, lógicamente, los niños desnutridos (95 % de aquellos con los que los visitantes tomaron contacto; el índice de analfabetismo era a su vez del 92 %), mientras que lo más fuerte en términos de relato oral sobreviene cuando las fuerzas del Renamo (Resistencia Nacional Mozambiqueña), frente de oposición apoyado extraoficialmente por Sudáfrica, ingresan en la capital, Maputo, provocando daños, muerte y graves injurias físicas. Finalmente, la de los voluntarios termina siendo otra utopía que cae. Pero nadie reniega de la experiencia. “No quiero volver y encontrar que los que fueron mis compañeros andan ahora en 4 x 4 y viven en terribles mansiones”, afirma uno de ellos. “Esa pele nâo presta”, recuerda otra que le dijo un día un chico negro. “Esta piel no sirve”.
El Exilio de los Ideales. Crítica de “Exilio en África” de Ernesto Aguilar y Marcela SuppicichI A finales de la década del ’70, en lo más álgido de la dictadura cívico-militar argentina, un grupo de más de 60 argentinos que se encontraban exiliados en diferentes países de Europa abandonaron nuevamente su lugar de residencia para partir con sus familias a instalarse en Mozambique, una ex colonia portuguesa recientemente independizada y sumida en una terrible guerra civil. Por Bruno Calabrese. El objetivo de estos ciudadanos argentinos era trabajar como cooperantes en la construcción del Estado Socialista que impulsaba el líder africano Samora Machel contra la injerencia del gobierno racista sudafricano de entonces. Todos esos sueños de transformación en Argentinaquedaron truncos por la sangrienta dictadura cívico-militar argentina, pero ellos encontraron en el Estado africano el espacio propicio para llevarlos a cabo. La escasez de recursos básicos, como el agua y alimentos, obligaron a todo el pueblo a un proceso de reorganización que le permita a Mozambique ser un estado soberano e independiente. Gracias al liderazgo de Samora y la labor de los cooperantes argentinos, dicho proceso tuvo sus frutos, aunque la guerra civil y la presión . La película se centra en los sentimientos de los exiliados que, con el dolor que genera estar fuera de su país, encontraron en Mozambique una pequeña luz de esperanza espacio para sentar las bases que sirva para redireccionar el rumbo de la política mundial neoliberalista que avanzaba a pasos agigantados. La impotencia que genera estar afuera de todo y no poder hacer nada, obligaron a muchas personas buscar otras vías para poder llevar a cabo sus sueños de transformación de la sociedad. Gracias a los testimonios de Carmen Báez, Rodolfo Báez, Rosana Colombo, Ana Gutreiman, Marta Lucas, Martin Rall, Domingo Suppa, Oscar Viñas, Miguel Yanson, entre otros, el documental es un relato que expone los deseos, muchas veces utópicos, de personas que no pudieron llevarlos en su país natal pero encontraron otro lugar de pertenencia. El documental permite interpretar la gestualidad de cada uno de los protagonistas para notar sus sensaciones. El director es inteligente al retratar esos rostros, utilizando muy bien esa modalidad, en sintonía con un montaje interesante de las imágenes de archivo con los relatos. Las expresiones al contar como fue ese proceso de organización del estado africano, reflejan sentimientos profundos. Rostros de felicidad, de esperanza cuando ellos relatan sus primeros años en Mozambique, los mismos que se ven con la vuelta de la democracia en Argentina. Muy distintos son cuando cuentan el desarraigo que sintieron al estar fuera del país, o cuando cuentan con nostalgia la situación de Mozambique, luego de la muerte de su lider en 1986. “Exilio en África” es un relato desconocido dentro de todas las historias que giran alrededor des los oscuros años de la dictadura argentina de los 70. Una historia de sueños, de desarraigo y de luchas por construir una sociedad igualitaria y con justicia social. Una muestra de un grupo de personas que no renunciaron a sus ideales, aún en la tristeza del exilio. Puntaje: 75/100.
CONSTRUCCIÓN DE UNA NACIÓN Este documental de Ernesto Aguilar y Marcela Suppicich se inscribe en la importante corriente de documentales argentinos de los últimos años que miran los 70’s y los movimientos políticos de aquellos tiempos, pero tiene una evidente intención de ser menos un panfleto que la correcta documentación y la puesta en primer plano de una historia sorprendente y no tan difundida. Lo que cuenta Exilio en Africa es la participación activa de un grupo de ciudadanos argentinos que, en los años 70, partieron a Mozambique para formar parte, como médicos y docentes, de la construcción de un estado socialista. Terminada la ocupación portuguesa, este país del sudeste africano comenzaba a pensar una sociedad igualitaria y alejada de los conflictos raciales a la sombra del líder del FRELIMO, Samora Machel. El fracaso de aquella utopía es tal vez el costado melancólico que el documental expone en sus 70 minutos. Aguilar y Suppicich se valen de la lectura de cartas (que, suponemos, fueron escritas en aquellos años) y testimonios a cámara de aquellos exiliados, también de impactantes imágenes de archivo y de algunas tomas del presente en Mozambique. Exilio en Africa no tiene mayores hallazgos visuales o narrativos, pero goza de una honestidad en la exposición que se aleja de la pose maniquea de mucho documental contemporáneo. La simpleza es la clave con la que se siguen los diversos testimonios, que cuentan cronológicamente cómo se fue construyendo el sueño de un Mozambique libre y la manera progresiva en que el sueño terminó. La cuestionable influencia de Sudáfrica en la región, la falta de apoyo económico de Rusia (una vez caído el comunismo) hacia el proyecto socialista, y una discriminación racial que se extiende como fenómeno cultural, fueron fundamentales para que estos exiliados decidieran, en determinado momento, volver a Argentina. Lo particularmente atractivo de Exilio en Africa está vinculado con los diferentes puntos de vista de los protagonistas, lejos de la retórica del convencido. Está el que prefiere no volver a Mozambique porque no quiere ver a sus viejos compañeros andando en 4×4, la que se descubrió también colonizadora a pesar de sus buenas intenciones o quien sospecha que, en definitiva, se trató de un proceso sostenido más en lo utópico que en lo concreto. Todo esto no sugiere el arrepentimiento, sino más bien la objetividad y la melancólica aceptación de lo real a la distancia. Hoy estos protagonistas superan los 60, pero tienen una rica historia para contar: una que, por un momento, pensó en un mundo mejor en el que nada distinga ni separe a los seres humanos. Una historia que viene bien revelar y conocer.
Exilio en África: Buscando un nuevo mundo. En la última dictadura militar de nuestro país, a finales de los años ’70, un grupo de más de 60 argentinos que estaban exiliados en Europa, se instaló en Mozambique con sus familias para empezar una nueva vida en ese país africano recién independizado de Portugal y en medio de una guerra civil. Gracias a los testimonios de Rodolfo y Carmen Báez, Miguel Yanson, Rosana Colombo, Martín Rall, Marta Lucas, Ana Gutreiman, Domingo Suppa, entre otros, se logra relatar el sueño de encontrar otro lugar de pertenencia, muy lejos de su Argentina natal. La impotencia de quedar fuera de su propio país es quizás un detonante para llenarse de esperanzas utópicas sobre colaborar con una sociedad extraña y complicada por la política. Trayendo consigo todos los sueños que no pudieron cumplir en Argentina, estos hombres y mujeres encontraron su lugar en Mozambique. La idea era trabajar en la construcción del Estado Socialista de Samora Machel contra el gobierno racista vigente. Pero esto se complicó. La independencia y soberanía del país africano tomó más tiempo del pensado, ya que faltaban recursos básicos como alimento y agua. Entre Samora Machel y los colaboradores argentinos formaron un equipo para sacar a Mozambique adelante, a pesar de la Guerra Civil y los demás problemas que acaecían en esa nación. Exilio en África (2019) es una historia desconocida dentro del marco de la última dictadura argentina. Mediante la imponente gestualidad en las caras de los protagonistas, se transmiten las sensaciones vividas, junto a las imágenes de archivo. Además, los rostros de felicidad en sus primeros años en Mozambique y luego la desolación al recordar su desarraigo o la situación del país africano luego de la muerte de su líder. Un documental sobre una temática poco llamativa, entremezclado con la idea de desarraigo y los sueños de los exiliados.
El idealismo que sienten determinadas personas, especialmente cuando son jóvenes, de cambiar el mundo trabajando codo a codo para ayudar a los más necesitados, lo podemos observar una vez más en éste documental, cuyo valor principal es informarnos de un dato prácticamente desconocido, como ser que un grupo de argentinos, que no se conocían entre sí, decidieron viajar a un país muy pobre y con carencias de todo tipo como lo era y sigue siendo Mozambique. Ernesto Aguilar y Marcela Suppicich contactaron y entrevistaron a algunos de los integrantes que vivieron esa experiencia en el país africano desde los años ´70. Quienes protagonizaron dichas vivencias narran a cámara sus experiencias como cabezas parlantes. Todos tienen una formación académica importante, pero decidieron en su momento, hacer algo por los que menos tienen El relato es clásico, en ciertos momentos se oye alguna música incidental, matizada con archivos fílmicos de Mozambique antiguos y actuales, para reflejarnos en profundidad los padecimientos que sufren a diario los nativos. Pero, del modo en que está contado los entrevistados son muy fríos y descriptivos. No generan empatía ni tampoco emociones. No logran transmitir el orgullo por la tarea realizada. Ellos pertenecieron a movimientos de izquierda, socialistas, anarquistas, etc., que anhelaban un mundo distinto y más igualitario. Huyeron en su momento, porque la Argentina comenzaba a ser peligrosa y en el país que decidieron vivir, en pocos años, dejó de ser amigable con los extranjeros. Es decir, se toparon, cuando no, como escribió hace mucho tiempo Alejandro Lerner en una de sus más conocidas canciones, con una realidad tirana que se les rió a carcajadas, por pretender torcer el rumbo de un sistema de gobierno que, a los poderosos de turno, ya sean los que nacieron allí como los países que mantienen el control del mundo, les conviene que se mantenga sin grandes cambios.