Moisés digital
Hay numerosos clásicos de mitad del siglo XX en adelante donde se pueden ver diferentes versiones de Moisés, pero sólo con las posibilidades tecnológicas actuales se podían mostrar las plagas de Egipto con la eficacia y la grandilocuencia que se pintan en la Biblia. Éxodo: Dioses y Reyes, es una superproducción que costó más de 140 millones de dólares y eso está trasladado a la pantalla, por lo que no cabe reproche al respecto. De todas maneras, para un proyecto de esta naturaleza, no se entienden demasiado bien ciertas decisiones tomadas por el director Ridley Scott al momento de su realización.
Para empezar, surge el interrogante de por qué se contrata a actores de la talla de John Turturro, Sigourney Weaver o el veterano Ben Kingsley, si después los van a mostrar apenas en fragmentos de la cinta. Otra de las cuestiones es que si bien al comienzo son disfrutables las secuencias para lucimiento del 3D, casi la primera hora completa tiene un ritmo bastante anodino que contrasta con lo que se aprecia a partir de la segunda mitad.
Todo para Christian. Un porcentaje desmesurado de la película tiene al rostro de Christian Bale en algún lugar de la pantalla. Si bien muchos conocen la historia, la acción transcurre 1.300 años antes del nacimiento de Cristo, en tierras del antiguo Egipto, donde un emperador mantiene esclavizados a los hebreos. Cuando Moisés cae en la cuenta de su origen, se alza contra Ramsés y comienza su periplo al frente de más de medio millón de personas para escapar de ahí.
Por supuesto, además tendrá que hacerle frente al desafío de las famosas plagas, segmento en el que Scott pega un viraje, con ayuda de la magia digital, hacia el viejo cine de aventuras que nos mantenía entretenidos los sábados a la tarde, en un acierto que eleva la puntuación de una película cuyo comienzo no prometía demasiado. La contraparte de Bale recae en Joel Edgerton (Warrior, El gran Gatsby) y se suma la participación de Aaron Paul (el Jesse Pinkman de la serie Breaking Bad).
Éxodo: Dioses y Reyes es un tanque pochoclero en todo el sentido de la clasificación, de manera que los que disfrutan sin prejuicios del puro entretenimiento industrial, se van a encontrar con dos horas y media de un producto de manual y no saldrán defraudados de la sala.