Más revisionismo bíblico
El film dirigido por Ridley Scott toma la etapa adulta de Moisés para contar su enfrentamiento con el rey Ramsés. La recurrente historia, esta vez solemne, sin humor y en versión extendida.
Las llamadas películas bíblicas parecen haber tenido un renacer en este 2014. Primero fue Noé, con Russell Crowe y ahora Éxodo: Dioses y reyes, con Christian Bale interpretando a Moisés bajo la dirección de Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Gladiador). La narración de Moisés y el éxodo es bastante conocida, la película decide contar la historia del protagonista no desde su nacimiento, sino ya de adulto, con su enfrentamiento con Ramsés, ambos príncipes de Egipto hasta que el verdadero origen de Moisés se descubre y este se rebela a favor de su pueblo. La película de Scott forma parte de lo que parece ser una inevitable corriente de revisionismo bíblico. Lo mismo ocurría con la mencionada Noé aunque aquí el guion y el trabajo del director nunca llegan a caer en las escenas lamentables de aquel film. Pero sí, todo tiene un pequeño aire de verosimilitud cinematográfica que invita al espectador a que se crea un poco más las escenas. En ese aspecto es lo contrario al insuperable film sobre Moisés llamado Los diez mandamientos (1956) de Cecil B. DeMille, con Charlton Heston en el rol principal y un inolvidable Yul Brinner en el papel de Ramsés. En aquel film los milagros era directos y debían ser aceptados, acá se le busca –dentro de lo posible– cierto toque plausible, aunque finalmente no lo sea. Scott no se siente del todo cómodo con esa parte y la película se complica en ese aspecto. Donde Scott sí logra estar a gusto es en las escenas de acción y de batalla, donde hace un despliegue digno de la historia que cuenta. Scott hace una película para que los no religiosos disfruten de las batallas y de la acción, y lo religioso tiene por momentos un lugar un tanto superficial y secundario. Aunque la historia es muy conocida, las licencias poéticas que se toman los guionistas y el director, hace importante no contar nada sobre ellas, así hasta el más conocedor de la historia se puede sorprender. Algunos lujos actorales como Sigourney Weaver y Ben Kingsley acompañan a los protagonistas. Christian Bale sale airoso, aun cuando está lejos de Charlton Heston y Joel Edgerton tiene serios problemas para dotar a su Ramsés de algo de interés, lo que le quita mucha fuerza a esa parte de la historia. La duración de 150 minutos se siente a la mitad de la trama, pero pasada esa parte la película adquiere cierto ritmo y al menos entretiene. Solemne y carente de cualquier sentido del humor, la película hace extrañar al clásico con Heston, cuyos brazos extendidos frente al mar Rojo jamás serán olvidados.