Éxodo es una película que se presentaba como un thriller de ciencia ficción y podría haber ofrecido un gran espectáculo si tan solo el director se hubiera interesado en trabajar el género.
La premisa de la historia se desarrolla dentro de una temática post-apocalíptica familiar que ya vimos en otras películas del pasado, como Waterwold, Avatar y Nausicaa del Valle del Viento, de Hayao Miyazaki.
El cambio climático, las epidemias y guerras diezmaron a la población de la Tierra y una astronauta termina varada en el planeta con la misión de averiguar si el mundo todavía puede ser habitado por los humanos.
Roland Emmerich (Día de la independencia), productor ejecutivo de este proyecto, en esta oportunidad delegó la dirección en Tim Fhelbaun, quien desperdicia un contexto argumental interesante en un ejercicio snob de cine pretencioso.
Su tratamiento minimalista en la dirección de la historia genera una experiencia muy frustrante porque el relato se ambienta en un contexto atractivo, con un enorme potencial argumental.
El problema es que el relato es narrado por un cineasta que nunca se interesa en desarrollar los conceptos de ciencia ficción que presenta el argumento, al margen de presentar una ineptitud notable a la hora de crear situaciones de suspenso.
Más allá de hacer caminar a la protagonista en escenas interminables que pretenden ser introspectivas y consiguen más bostezos que reflexiones profundas, el film resulta soporífero y nunca consigue construir un espectáculo atractivo.
Requiere un esfuerzo notable completar su visionado y cuando llegó al clímax te encontrás con un final desarrollado a las apuradas, como si lo productores se hubieran quedado sin planta en la mitad del rodaje.
Queda la sensación que a Éxodo le falta por lo menos 20 minutos de escenas editadas que le hubiera dado una mayor coherencia a la conclusión. Una pena porque el mundo de ficción que la trama introduce al público es realmente interesante e inclusive tiene sus virtudes en lo referido a la puesta en escena.
Sin embargo el modo que escogió Fhelbaun para desarrollar la narración consigue que su film quede enseguida en el más completo olvido.